miércoles, 4 de septiembre de 2019

Los primeros pobladores del Anáhuac

Al final del Pleistoceno llovía abundantemente en el valle de México y la tierra era frondosa con abundante fauna de grandes animales. Debido a las sierras, los vientos húmedos del pacifico no llegan tierra adentro y el patrón de lluvias depende de  sistemas meteorológicos de latitudes medias durante el invierno, y por sistemas tropicales en el verano.




Al final del Pleistoceno llovía abundantemente en el valle de México y la tierra era frondosa can abundante fauna de grandes animales. Debido a las sierras, los vientos húmedos del pacifico no llegan directamente tierra adentro y el patrón de lluvias depende de  sistemas meteorológicos de latitudes medias durante el invierno, y por sistemas tropicales en el verano. Hace unos 13,000 años el clima cambio bruscamente en lo que se conoce como el Dryas Reciente. El Dryas Reciente significó un rápido regreso a las condiciones glaciares en las latitudes más altas del Hemisferio Norte y Meso-América se volvió una tierra árida, entre hace 12.900 y 11.500 años. Esto contrasta con el calentamiento del deshielo que tuvo lugar en el interestadio anterior. Estas transiciones duraron aproximadamente una década. Las informaciones obtenidas de isótopos térmicamente fraccionados de nitrógeno y argón provenientes de núcleos de hielo de Groenlandia, indican que esta isla era unos 15 °C más fría que en la actualidad. En las islas Británicas, los fósiles de escarabajos indican un descenso de las temperaturas medias anuales de 5 °C y las condiciones periglaciares prevalecían en las tierras bajas y los glaciares en las tierras altas. Desde entonces, no ha habido ningún periodo de cambio climático abrupto tan grande, extendido o rápido.

Se suele relacionar el Dryas Reciente con la adopción de la agricultura en el creciente fértil. El argumento principal es que el frío y la sequía del Dryas Reciente redujo la capacidad de carga de la región y obligó a la sedentaria cultura Natufiense a adaptarse a un patrón de subsistencia más flexible. Un deterioro todavía más severo del clima les podría haber obligado a cultivar cereales. Mientras que hay un cierto consenso en cuanto al papel del Dryas Reciente en los cambios de los patrones de subsistencia durante el Natufiense, todavía se debate su conexión con los inicios de la agricultura.

Los primeros humanos llegaron al Anáhuac aproximadamente hace 20 mil años, época en la que han sido fechados los descubrimientos en Tequixquiac, y más tardíamente en Tocuila y Tlapacoya.

Eventualmente, en el altiplano se desarrollo una sofisticada cultura urbana y agrícola a la que después lo mexicas referirían como Tollan y Teotihuacan. En la mitología mesoamericana, Tollan era la ciudad gobernada por Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. Tollan está vinculada con otro lugar mítico, el Tamoanchan, una especie de paraíso. No debe confundirse la ciudad mítica con las ciudades terrenales de Tula, Cholula y Teotihuacan, todas ellas nombradas Tollan en virtud de ser grandes capitales. Según el mito, los habitantes de Tollan cultivaban algodón de colores, maíz de la mejor calidad y vivían en paz.

La agricultura se convirtió paulatinamente en la base de la economía de los pueblos del valle de México. La complejidad social de estas sociedades era variable, pero en las mayores de ellas se observa una acentuada diferenciación social. Durante el Preclásico Medio (1200-400 a. C.) alcanzaron su apogeo algunas de estas aldeas, como Tlatilco, Copilco y Cuicuilco. Los asentamientos correspondientes a esta época combinaron la agricultura con la explotación de los recursos del entorno lacustre, y muestran una mezcla de influencias culturales de inspiración olmeca y de las culturas de Occidente.

Cuicuilco se convirtió en el principal centro político, cultural y económico en el valle de México hacia el año 600 a. C. En su época de apogeo pudo tener alrededor de 22 mil habitantes, aunque algunos cálculos proponen una población de 40 mil personas. En este lugar se erigió la primera pirámide de Mesoamérica y se desarrolló el culto al dios del fuego, quizá por la cercanía y actividad volcánica del Xitle. Este volcán hizo erupción hacia el año 100 a. C., sepultando con lava Copilco y una parte de Cuicuilco. Existe controversia sobre la suerte de la población de este lugar. La población de Cuicuilco participó en la fundación de Teotihuacan, pero parece que las migraciones desde la ciudad al sur de los lagos comenzaron antes de la erupción del Xitle, probablemente a partir del momento en que tuvieron lugar los eventos que acompañan al vulcanismo. Es plausible que durante algunos años Cuicuilco haya sido contemporánea y rival de la naciente Teotihuacan, pero finalmente declinó y desapareció en un escenario incierto y en una fecha imprecisa entre el año 200 a. C. y el 200 d. C.

A partir del Preclásico Medio se desarrolló en el valle de Teotihuacan un pequeño grupo de aldeas dedicadas a la agricultura. Estas aldeas eran contemporáneas a Terremote Tlaltenco, Tlatilco y Cuicuilco, y su desarrollo corresponde a las fases Cuanalán y Tezoyuca ( 500-100 a. C.). Durante la fase Cuanalán se establecen las primeras aldeas en el valle de Teotihuacan que aprovecharon las condiciones del entorno para la práctica de la agricultura.

Con la salida de los grupos portadores de la cultura teotihuacana, en la cuenca de México se observa un reacomodo demográfico y la difusión de la cerámica de Coyotlatelco. Entre Azcapotzalco y Ecatepec se encuentra un grupo de poblaciones con ese tipo de cerámica que intervinó en su difusión hacia el valle de Toluca. Otro grupo corresponde a la cuenca de Chalco-Xochimilco. El tercero se concentra en torno a Portezuelo, que debió ser uno de los mayores asentamientos de la cuenca de México durante el Epiclásico (c. 650-900). Un último grupo Coyotlatelco corresponde al que permaneció en Teotihuacan, donde ocuparon los conjuntos residenciales arruinados. Tula, Cacaxtla, Cholula y Xochitécatl son puntos fuera de la cuenca de México donde también se ha encontrado cerámica Coyotlatelco, aunque en menor proporción.

Con el calentamiento global después de la última glaciación, hace unos 11000 años, el clima en Mesoamérica se volvió árido o semi-árido  con largas sequías  intercaladas con épocas de abundantes lluvias. El clima mexicano se debe estudiar considerando complejos procesos de interacción océano-atmósfera-continente como el niño y la niña. En México, provoca lluvias excesivas en el centro y sur del país, sequías y lluvias en el norte de México, e inviernos con marcada ausencia de lluvias.
Estos fenómenos de La Niña como El Niño, son variaciones normales en las temperaturas de la superficie del mar, que han existido desde hace millares de años y que continuarán existiendo, sin que el hombre puede interferir.

Aunque llueve en invierno  las lluvias más intensas ocurren en verano, y de forma general se puede decir que la temporada de lluvias en México comienza entre mayo y julio, terminando entre septiembre y octubre, dependiendo de la zona de interés. Por otra parte, el invierno se caracteriza por condiciones secas en la mayor parte del territorio, excepto en el noroeste y en la vertiente del Golfo de México. Por el hecho de presentarse lluvias durante el verano en la mayor parte del país y condiciones mayormente secas durante el invierno, se habla de que México tiene un clima monzónico.

Como parte del ciclo anual de las lluvias de verano, en la región centro-sur de México y hasta Centroamérica, aparecen dos máximos en la precipitación de verano, uno en junio y otro en septiembre. Por tanto, existe un mínimo relativo entre julio y agosto conocido como sequía intra estival, sequía del medio verano, canícula o veranillo, dependiendo de la región o país donde se experimente.

Durante julio y agosto, tal mínimo de precipitación corresponde a una menor cantidad de nubes convectivas profundas, lo que permite la mayor incidencia de radiación solar y por lo tanto una mayor temperatura de superficie que la gente asocia con el calor agobiante de la canícula. Tal característica del ciclo anual parece ocurrir sólo en la región del Pacífico mexicano, donde se forma una alberca de agua caliente que favorece la formación de nubes profundas. Esta alberca de agua caliente juega un papel fundamental en la dinámica del clima de México y Centro América.

Las lluvias son parte fundamental de la vida. El exceso o falta de precipitaciones afecta de manera evidente los patrones de conducta de los seres humanos. Es por ello que desde siempre ha existido un gran interés en pronosticar estaciones de precipitación abundante o escasa. En México, las actividades agrícolas son las más afectadas por extremos en las características de la época de lluvias. La ocurrencia de sequías en nuestro país ha resultado en serios problemas socio-económicos, como en el norte de México durante la década de los noventa.

La desertificación y el complejo patrón climático orillo a los primeros habitantes de Mesoamérica a uno de los mayores logros científico y tecnológico en la historia de la humanidad: Un sistema agrícola para el cultivo del maíz. Este sistema requería de una cultura con saber profundo en agronomía, botánica, genética, astronomía, matemáticas, educación, sistema de registro y escritura.


A partir del teocintle los habitantes del valle de México desarrollaron el maíz.

El maíz es la planta más domesticada y evolucionada del reino vegetal. El origen y la evolución del maíz han sido un misterio porque el maíz ha llegado a nosotros altamente evolucionado, sin conocerse formas intermedias. A pesar de extensivas búsquedas de las formas silvestres de esta planta, no ha sido encontrada alguna.

Mientras que los cereales del Viejo Mundo tienen variedades silvestres que se preservan en la naturaleza, el maíz es conocido solamente por la especie cultivada (Zea mays).

La desertificación y el complejo patrón climático orillo a los primeros habitantes de Meso-américa a uno de los mayores logros científico y tecnológico en la historia de la humanidad: Un sistema agrícola para el cultivo del maíz. Este sistema requería de una cultura con saber profundo en agronomía, botánica, genética, astronomía, matemáticas, educación, sistema de registro y escritura. El maíz en si es solo un componente de todo una estructura tecnológica y social, basada en cuidadosas observaciones astronómicas, climáticas, y agronomicas, de la cual el sofisticado sistema calendarico que se ha rescatado es un mero ejemplo.

Desde el siglo pasado diversas teorías han sido expuestas para explicar el origen y la evolución del maíz, la más popular de ellas acepta al teocintle de Chalco como el antecesor directo del maíz.

Es la opinión de algunos expertos que el maíz fue milagro ya que los primitivos americanos no pudieron desarrollar algo tan sofisticado más que por azar. En los años 80, Iltis propone una teoría en la cual establece que el teocintle se convirtió en maíz en un solo paso macroevolutivo.

Sin embargo, el maíz en si es meramente un componente de todo una estructura tecnológica y social, basada en cuidadosas observaciones astronómicas, climáticas, y agronomicas, de la cual el sofisticado sistema calendarico que se ha rescatado es un mero ejemplo.

El centro geográfico de origen y dispersión se ubica en el Municipio de Coxcatlán en el valle de Tehucán, Estado de Puebla, en la denominada Mesa Central de México a 2,500 metros sobre el nivel del mar. En este lugar el antropólogo norteamericano Richard Stockton MacNeish encontró restos arqueológicos de plantas de maíz que, se estima, datan del 7,000 A. C.

Se pueden observar en las galerías de las pirámides pinturas, grabados y esculturas que representan al maíz. Las grandes civilizaciones mesoamericanas no habrían surgido sin la agricultura, y sin un sistema de medición del tiempo que organizaba sus actividades cotidianas.

Existe un mito huichol que habla sobre la selección antropogénica realizada por esta nación indígena con el maíz:
...la Madre del Maíz cambió su forma de paloma y adoptó la humana; le presento al muchacho sus cinco hijas, que simbolizan los cinco colores sagrados del maíz: blanco, rojo, amarillo, moteado y azul. Como el joven tenía hambre, la Madre del Maíz le dio una olla llena de tortillas y una jícara llena de atole; él no creía que eso pudiera saciar su hambre, pero las tortillas y el atole se renovaban mágicamente, de manera que no podía acabárselos. La Madre del Maíz le pidió que escogiera a una de sus hijas y él tomó a la Muchacha del Maíz Azul, la más bella y sagrada de todas...

Esta leyenda habla sobre la influencia de la síntesis de antocianinas (moléculas que dan el color característico al grano de maíz) en la selección del maíz. Al decir que La Madre del Maíz, encuentra a un huichol al cual lleva a su casa y ofrece en matrimonio a sus hijas donde cada una de ellas representa un color característico de las semillas de este alimento, se nos está indicando los principales colores de granos de maíz de donde se realizará la selección, así pues tiene una hija maíz blanco, otra rojo, amarillo, moteado y azul, de esta manera el huichol escoge a la Muchacha del Maíz Azul por ser la más sagrada de todas.

En este relato se puede entrever la importancia que se concede a los Elementos Genéticos Transponibles, como es bien sabido un incremento en la síntesis de antocianinas en la aleurona implica la acción del elemento Activator (Ac), de aquí que el personaje principal escoja a la Muchacha del Maíz Azul, cuya aleurona muestra un fuerte incremento en la producción de estos pigmentos, y deja a las demás muchachas que poseen el elemento Ac en off o pinto [Ds (desactivator) expresado] o el rojo que implica la presencia de pelargonidina en la aleurona con la consecuente inhibición de la 3'-flavonol-hidroxilasa, o sea que solo la Muchacha del Maíz Azul contenía la carga genética necesaria para satisfacer las necesidades de Los Huicholes (!las tortillas azules son mas deliciosas!).

El calendario determinaba los momentos en que se cultivaba, se comerciaba o se hacía la guerra y también decía el destino de los seres humanos.

Para los antiguos mexicanos, en el calendario no sólo figuraban la cuenta de los días o el paso de las estaciones; también se representaba el camino trazado en el cielo por los astros, caminos que los dioses debían recorrer para poder manifestarse en la tierra.

Los nahuas llamaban al mes ilhuitl, palabra que también podía significar «fiesta» o «llegada» y que designaba la aparición de la deidad que había ser adorada en ese tiempo. Así, cada dios tenía su tiempo y la vida en este mundo dependía de que los dioses cumplieran su transcurso exactamente como lo establecía el calendario. Había un tiempo para que Tláloc, el dios de la lluvia, repartiera sus bendiciones sobre la superficie de la tierra. Había otro tiempo para que Xipe Totec hiciera reventar los campos, o Xilonen floreciera en la planta.

A mediados de la década del ‘50, en excavaciones en la ciudad de México, a 30 km. en dirección nordeste de las pirámides, se encontraron muestras de polen identificadas como pertenecientes al maíz o a sus antiguos progenitores que tendrían de 60 a 80.000 años de edad. Esto nos da una idea de magnitud en la evolución de la especie.

Desde el centro principal de origen, el maíz fue distribuido en tiempos pre-colombinos hasta la desembocadura del río San Lorenzo en América del Norte y a través de América Central hasta el sur de Chile. Desde el caribe por la costa atlántica se expandió a Brasil y Argentina con los maíces flint y catetos amarillos, anaranjados ó colorados, después del 1600. Estas corrientes migratorias permitieron el desarrollo de nuevas formas que han dado origen a la gran variabilidad existentes (se han registrado 300 razas distintas).

El desarrollo de distintos centros de variabilidad en América, ha sido paralelo al desarrollo de las civilizaciones indígenas y se piensa que los colonizadores españoles y europeos que vinieron al nuevo mundo no tuvieron influencia. Los dentados de México y América central están asociados a la cultura Maya, mientras que los maíces cónicos de la parte central de México (2,500 metros sobre el nivel del mar) lo están con la civilización mexica.

La historia de Teotihuacan se puede entender como parte de un largo proceso civilizatorio que tuvo lugar desde que los seres humanos llegaron al Anáhuac. Esto pudo ocurrir aproximadamente hace 20 mil años, época en la que han sido fechados los descubrimientos en Tequixquiac, y más tardíamente en Tocuila y Tlapacoya. En este último yacimiento se han encontrado dos cráneos humanos estrechamente relacionados con restos de animales y herramientas.

La domesticación de especies vegetales permitió a los habitantes de la región enfrentar la extinción de la fauna que fuera una de las principales bases de su alimentación, lo que ocurrió hacia el séptimo milenio antes de la era cristiana. La agricultura favoreció el proceso de sedentarización en la zona. En la orilla oriental del lago de Chalco se estableció un asentamiento en Zohapilco, cuya primera fase abarca del 5500 a. C. al 3500 a. C. En esa época, los pobladores de Zohapilco poseían instrumentos de labranza, utensilios para procesar los granos y armas para cacería; y desde el 2000 a. C. comenzaron a producir cerámica.

La agricultura se convirtió paulatinamente en la base de la economía de los pueblos del valle de México, pues proveía una fuente segura de alimentación. En la medida que esto fue ocurriendo se establecieron alrededor de los lagos del Anáhuac numerosas aldeas. La complejidad social de estas sociedades era variable, pero en las mayores de ellas se observa una acentuada diferenciación social. Durante el Preclásico Medio (1200-400 a. C.) alcanzaron su apogeo algunas de estas aldeas, como Tlatilco, Copilco y Cuicuilco. Los asentamientos correspondientes a esta época combinaron la agricultura con la explotación de los recursos del entorno lacustre, y muestran una mezcla de influencias culturales de inspiración olmeca y de las culturas de Occidente.

Cuicuilco se convirtió en el principal centro político, cultural y económico en el valle de México hacia el año 600 a. C. En su época de apogeo pudo tener alrededor de 22 mil habitantes, aunque algunos cálculos proponen una población de 40 mil personas. En este lugar se erigió la primera pirámide de Mesoamérica y se desarrolló el culto al dios del fuego, quizá por la cercanía y actividad volcánica del Xitle. Este volcán hizo erupción hacia el año 100 a. C., sepultando con lava Copilco y una parte de Cuicuilco. Existe controversia sobre la suerte de la población de este lugar. La población de Cuicuilco participó en la fundación de Teotihuacan, pero parece que las migraciones desde la ciudad al sur de los lagos comenzaron antes de la erupción del Xitle, probablemente a partir del momento en que tuvieron lugar los eventos que acompañan al vulcanismo. Es plausible que durante algunos años Cuicuilco haya sido contemporánea y rival de la naciente Teotihuacan, pero finalmente declinó y desapareció en un escenario incierto y en una fecha imprecisa entre el año 200 a. C. y el 200 d. C.

Hay poca información sobre el proceso que llevó a la fundación de Teotihuacan. A partir del Preclásico Medio se desarrolló en el valle de Teotihuacan un pequeño grupo de aldeas dedicadas a la agricultura. Estas aldeas eran contemporáneas a Terremote Tlaltenco, Tlatilco y Cuicuilco, y su desarrollo corresponde a las fases Cuanalán y Tezoyuca35 (c. 500-100 a. C.). Durante la fase Cuanalán se establecen las primeras aldeas en el valle de Teotihuacan que aprovecharon las condiciones del entorno para la práctica de la agricultura.

Las aldeas se ubican en las inmediaciones de los ríos y manantiales, así como en el norte del valle. En esta época se establece el asentamiento más antiguo en la sierra de Patlachique. Se ha propuesto como hipótesis que los habitantes de estos asentamientos podrían ser otomíes o popolocas, pero no hay evidencia contundente en ese sentido. En la fase Tezoyuca esta última fase hay un patrón de cinco asentamientos que probablemente tenían funciones defensivas. Los yacimientos correspondientes a esta época presentan influencia de la cultura de Chupícuaro, que se desarrollaba en El Bajío por aquellas fechas.

Alrededor del año 100 a. C. se comenzaron a desarrollar dos asentamientos dentro de lo que sería unos siglos más tarde la metrópoli teotihuacana. Uno de ellos corresponde al área ceremonial de Teotihuacan, sobre la calzada de los Muertos. El cálculo para la población de la región durante esa época —comprendida dentro de la fase Patlachique— es de aproximadamente cinco mil personas, lo que pone en relieve un repunte demográfico notable para la siguiente fase de Teotihuacan.

El aumento de la población en el valle teotihuacano está relacionado con el abandono progresivo de Cuicuilco, pero hay evidencia de que otras poblaciones en la cuenca del Anáhuac fueron absorbidas por el crecimiento de Teotihuacan. El emplazamiento de la ciudad revela que los fundadores buscaron una posición estratégica que favoreciera la agricultura y asegurara el abasto de la ciudad. Las zonas con manantiales en la sierra de Patlachique y el cerro Gordo muestran una mayor concentración demográfica que el valle, pues tienen condiciones propicias para una agricultura de alto rendimiento. Puede ser posible que de alguna manera la élite de la región haya motivado a los habitantes a concentrarse en la región de Teotihuacan.

El proceso urbano que llevó a la fundación de Teotihuacan recibió el aporte cultural de los cuicuilcas, poseedores de una organización social compleja y centralizada que fortaleció a la estructura de Teotihuacan. La ubicación de la ciudad le permitió la explotación de recursos estratégicos en Mesoamérica, tales como los yacimientos de obsidiana en Otumba y la sierra de las Navajas, los productos del lago de Texcoco, el agua de los manantiales de Patlachique y el control de las rutas comerciales entre el Anáhuac y la costa del golfo de México. Todos estos factores constituyen parte del escenario que llevó a la culminación del proyecto urbano de Teotihuacan y la consolidación del Estado teotihuacano como uno de los más poderosos en la historia prehispánica de Mesoamérica.

En la fase Patlachique se consolida el núcleo urbano de Teotihuacan. El sitio experimentó una población desmesurada en esta época. En su conjunto, la cuenca de México pudo haber llegado a tener 100 mil habitantes, de los cuales aproximadamente 25 mil se asentaban en Teotihuacan. Una parte de ese crecimiento se suele explicar como resultado del declive de Cuicuilco.

Esta población ubicada en la llanura aluvial del lago de Xochimilco tuvo en Teotihuacan a su rival por el control político de la cuenca. Se presume que el enfrentamiento podría haber llegado a la guerra a partir del hecho de que la cerámica Tezoyuca ha encontrado principalmente en las cimas de los cerros. Teotihuacan adquirió un mayor protagonismo en la cuenca de México, atrayendo una parte importante del aumento poblacional. El fin de Cuicuilco suele relacionarse con la erupción del volcán Xitle, que cubrió de lava el sur del valle de México, incluyendo a la antigua ciudad. Sin embargo, es muy probable que Cuicuilco hubiera declinado definitivamente antes de ese suceso.

Entre el año 100 a. C. y el principio de la era común, Teotihuacan comenzó a concentrar un importante número de habitantes provenientes de todo el valle del Anáhuac. Al crecimiento de Teotihuacan contribuyeron los emigrados de Cuicuilco, que habían iniciado un éxodo que terminó por despoblar aquella ciudad. La fase Tzacualli de Teotihuacan (1-150 d. C.) es aquella en la que se establecen las bases de la planificación urbanística de la ciudad y se definen varios rasgos característicos de la cultura teotihuacana. La construcción de los edificios de la ciudad se realizan en torno a dos ejes. El eje norte-sur está constituido por la calzada de los Muertos, que en la fase Tzacualli ya se encuentra bien definida. La calzada de los Muertos está orientada 15° 28' hacia el este con respecto al norte geográfico. Durante la fase Tzacualli, el eje este-oeste estaba constituido por el curso del río San Juan, cuyo cauce fue desviado para hacerlo coincidir con una orientación desviada 16° 30' hacia el sur del este. En esta época se ejecutó la primera etapa constructiva de la pirámide de la Luna y ya se había planificado la plaza de este gran edificio, que marca el límite norte de la calzada de los Muertos.

Es notable el esfuerzo que se realizó para la construcción de la pirámide del Sol, que practicamente se concluyó en una sola etapa constructiva que se verificó en esta fase. Durante ese tiempo, el centro de la ciudad lo constituía este edificio, representación de la montaña primordial de la que vienen los mantenimientos y constituye el axis mundi de acuerdo con la mitología mesoamericana. La plataforma adosada a la pirámide del Sol es más tardía que el resto del edificio, y parece haber sido construida al final de la fase Miaccaotli.

De acuerdo con los trabajos de René Millon, en la fase Tzacualli la población de Teotihuacan rondaba los 30 000 habitantes y la superficie de la ciudad era de 17 km2. Para esta época, Teotihuacan era indudablemente la mayor urbe del centro de México y sólo podían compararse con ella Monte Albán en los valles Centrales de Oaxaca y Cholula en el valle poblano-tlaxcalteca. En las excavaciones arqueológicas, se han encontrado restos de cerámica granular, un tipo que también ha aparecido frecuentemente en yacimientos de Morelos y el centro de estado de Guerrero, por lo que se supone que las relaciones comerciales entre Teotihuacan y esas zonas de Mesoamérica ya se encontraban activas en el Preclásico Tardío.

Los años que van del 150 al 250 corresponden a la fase Miccaotli. Esta fase se llama así porque era la palabra con la que los nahuas designaban a la calzada de los Muertos. Durante la fase Miccaotli, Teotihuacan se consolida como la mayor ciudad del centro de México. El centro de la ciudad se desplaza hacia el sur con la construcción de La Ciudadela, un recinto que al igual que la pirámide del Sol era una representación de la montaña sagrada primordial. La Ciudadela consiste en un conjunto de trece templos organizados alrededor de una gran plaza donde se encuentra la pirámide de la Serpiente Emplumada. Para la consagración de este templo se sacrificaron más de cien personas que fueron colocadas en entierros colectivos, en grupos de 4, 8, 18 y 20 cuerpos, más aquellos que en solitario fueron sepultados en las esquinas de la base del edificio,47 incluyendo los niños sacrificados que fueron descubiertos por Leopoldo Batres en cada vértice de cada nivel de la plataforma.
De manera paralela a la construcción de La Ciudadela la ciudad quedó organizada en cuatro cuadrantes con la construcción de las avenidas Este y Oeste. Ambas forman un eje casi perpendicular a la calzada de los Muertos, parten de La Ciudadela hacia los respectivos puntos cardinales, marcando la división de los cuadrantes de la ciudad. En la fase Micaotli, la pirámide de la Luna fue ampliada en dos ocasiones, una, entre los años 150 y 200, y la otra hacia el año 225.48

Millon calculaba que la población teotihuacana de la fase Miccaotli alcanzó 45 000 personas. La superficie de la ciudad llegó a 22.5 km2, la mayor que llegó a tener en toda su historia, aunque la densidad de la población fue creciendo en las siguientes etapas.49 Las grandes construcciones realizadas en este tiempo revelan que la ciudad era un centro político y económico de gran relevancia en Mesoamérica. Esto atrajo a personas procedentes de otras regiones, y un caso muy notable es el de los zapotecos que se asentaron en Tlailotlacan en el siglo II.50

Alrededor del año 650 de la era común dio inicio la fase Metepec. De acuerdo con los trabajos de Millon la ciudad tuvo hasta 75 000 habitantes en esa etapa,60 lo que respresenta una pérdida de casi 25% con respecto a la fase Xolalpan. A pesar de esta contracción demográfica, Teotihuacan seguía siendo la mayor urbe del valle de México y una de las más grandes de Mesoamérica.61 La actividad arquitectónica en la ciudad se paraliza, de hecho el único edificio que se realizó completamente en la fase Metepec es la plataforma adosada a la pirámide de la Serpiente Emplumada. La plataforma adosada parece haber sido construida con el propósito de ocultar al edificio que fue corazón de La Ciudadela, emblema del poder de la ciudad. De hecho, los habitantes de Teotihuacan durante la fase Metepec no conocieron el templo de la Serpiente Emplumada como actualmente se puede apreciar en la zona arqueológica, pues su fachada fue rescatada en el siglo XX.

De acuerdo con Millon, tanto La Ciudadela como los edificios que se encontraban en torno a la calzada de los Muertos fueron objeto de una destrucción sistemática por parte de los habitantes de la ciudad.
El centro no fue consumido por un fuego extenso. Los templos y edificios públicos no fueron simplemente destruidos, sino desmantelados, quemados, reducidos a escombros una y otra vez en ambos lados de la avenida por más de una milla [...] Esto es porque aquellos que empezaron este proceso quisieron estar seguros que ningún poder o ninguna fuerza del estado teotihuacano volviese a renacer de esas ruinas.62
En la fase Oxtotípac (750-850) la población de la ciudad se reduce muy drásticamente como reflejo de un éxodo masivo de los ocupantes. Millon calculó que en esta etapa, el área urbana era habitada por 5 000 personas.63 Sólo algunas partes de la ciudad permanecen ocupadas, entre ellas lo que se conoce como Ciudad Vieja y algunos sitios que en la época anterior fueron habitados por la élite. Esta ocupación de Teotihuacan está relacionada con la cultura de Coyotlatelco y la aparición de la cerámica del mismo nombre. Algunos autores opinan que esta cultura es extranjera, producto de una migración que contribuyó a la ruina teotihuacana. Otros consideran que se trata de la expresión de un grupo periférico de la ciudad que no poseía la alta cultura teotihuacana.
Para explicar el ocaso de la ciudad se han propuesto diversas hipótesis. Algunas consideraron que alrededor del siglo VIII ocurrió una gran sequía en el norte de Mesoamérica que provocó la migración de sus ocupantes hacia el sur. Esta sequía también habría afectado a la agricultura de la región e hizo inviable el sostenimiento de la población. Sin embargo, McClung de Tapia y sus colaboradores han dicho que no existen indicadores de que esta hipótesis pudiera sostenerse, puesto que en la época de decadencia de Teotihuacan se observó un aumento de la humedad en el entorno de la ciudad.64
Al tiempo que Teotihuacan inició su declive, otras ciudades en el centro de Mesoamérica comenzaron a florecer. Para algunos autores, el florecimiento de las culturas del Epiclásico sería un factor que habría contribuido al colapso teotihuacano. Estas ciudades forman una corona en torno a Teotihuacan, en puntos estratégicos de las rutas comerciales más importantes de Mesoamérica en ese tiempo. Xochicalco en el valle de Morelos, Teotenango en el valle de Toluca, Cacaxtla en el valle de Tlaxcala, Cantona en el oriente y El Tajín en el paso hacia La Huasteca; todas fueron ciudades que vieron su apogeo al declinar Teotihuacan, y en algunos casos, nacieron precisamente en ese contexto. De acuerdo con algunos autores, estos nuevos poderes regionales extrangularon a la gran metrópoli al privarla del acceso a las rutas comerciales.

Migraciones teotihuacanas después del colapso

Aunque el origen e identidad de los grupos portadores de la cerámica Coyotlatelco son motivo de debate, existe consenso en torno al hecho de que su presencia está relacionada con el declive de la ciudad. La situación de Teotihuacan estuvo acompañada por el abandono masivo de la ciudad, que inició alrededor del año 500 de la era común, de acuerdo con la evidencia arqueológica en el norte de Morelos que muestra la presencia de grupos teotihuacanos que se fusionaron con pobladores locales y perdieron su identidad cultural, probablemente como una estrategia para escapar de la opresión del régimen teotihuacano.65

La diáspora teotihuacana se estableció en lugares que estaban fuera del dominio de Teotihuacan durante la fase Metepec (550-650 d. C.). En esta época, la metrópoli dominó en el norte de la cuenca de México, pero los pueblos localizados al sur y al poniente de la región se encontraban fuera de su esfera de influencia, como muestra el hecho de que haya pocos indicadores materiales de contacto con Teotihuacan por esos rumbos. Por ello, el oriente del Anáhuac, el norte de Morelos, el valle de Tlaxcala y el valle de Toluca absorbieron partes importantes de los grupos que abandonaron Teotihuacan.

Con la salida de los grupos portadores de la cultura teotihuacana, en la cuenca de México se observa un reacomodo demográfico y la difusión de la cerámica de Coyotlatelco. Entre Azcapotzalco y Ecatepec se encuentra un grupo de poblaciones con ese tipo de cerámica que intervinó en su difusión hacia el valle de Toluca.66 Otro grupo corresponde a la cuenca de Chalco-Xochimilco. El tercero se concentra en torno a Portezuelo, que debió ser uno de los mayores asentamientos de la cuenca de México durante el Epiclásico (c. 650-900). Un último grupo Coyotlatelco corresponde al que permaneció en Teotihuacan, donde ocuparon los conjuntos residenciales arruinados. Tula, Cacaxtla, Cholula y Xochitécatl son puntos fuera de la cuenca de México donde también se ha encontrado cerámica Coyotlatelco, aunque en menor proporción.


La cultura tolteca es una cultura arqueológica mesoamericana cuyo centro ceremonial principal fue la ciudad de Tollan-Xicocotitlan, localizada en lo que actualmente se conoce como Tula de Allende (estado de Hidalgo, México). El gentilicio deriva del náhuatl toltécatl, que originalmente designa a los nativos de los lugares llamados Tollan, pero que después, durante la época mexica, pasó a ser sinónimo de artesano o artista. Esto se debe, entre otras cosas, a la relación mitológica establecida entre Xicocotitlan y la mítica Tollan.
Los toltecas fueron la etnia dominante de un estado cuya influencia se extendía hasta el actual estado de Zacatecas y al sureste en la península de Yucatán. La relación entre los toltecas y los mayas del período posclásico ha sido objeto de grandes controversias.


Después de la caída de Teotihuacan hacia el año 700, hubo en Mesoamérica varios siglos de tinieblas y concusión, cambió el índole de su civilización, las ciudades sin fortificaciones y gobernadas por sabios sacerdotes se desmoronaron y dieron lugar a ciudades guerreras y a religiones más belicosas.
Una de estas ciudades surge hacia el año 950 Tula, la capital de los Toltecas.
La historia de los Toltecas comienza con una leyenda que los describe como una tribu Chichimeca que viene del norte a principios del siglo X conducida por un rey llamado Miscoatl y que se establece en Culhuacán. No se sabe con exactitud si Miscoatl existió o fue solo leyenda, pero su hijo Topiltzin vivió realmente y es el primer personaje de carne y hueso que aparece en la Historia de México.
En ese sentido, los toltecas (náhuatl: tōltēcah; '[maestros] constructores'), fueron los miembros de una cultura precolombina que dominó la mayor parte del centro de México entre los siglos X y XII. Su lengua, el náhuatl, también fue hablado por los aztecas. Mucho de lo que se conoce de los toltecas está envuelto en mitos.
Si bien es cierto que los toltecas tuvieron una gran influencia entre los mayas, no está comprobado que hubiera una presencia militar en la península de Yucatán. Ni viceversa, aunque algunos autores pensaron que Tula había sido fundada por mayas de Yucatán.
De lo que si se puede hablar es de una gran influencia comercial, política-religiosa en la zona al grado que se ve reflejada básicamente en la arquitectura de muchas estructuras como son el Castillo, el Templo de los Guerreros de una fusión estilo Pucc (seguramente influenciada por Uxmal) con diseño tolteca así como de la presencia del chac-mool típico de Tula. La incursión de Quetzalcóatl como deidad es otro elemento tolteca importante reflejado en Kukulkán entre los mayas.
Tuvieron mucho talento para construir. Su influencia se extendió a la mayor parte de Mesoamérica en el período Posclásico. Los toltecas (o, algunos dicen, una versión ficcionalizada de ellos) se han hecho famosos en las décadas pasadas a través del escritor Carlos Castaneda.
Entre los pueblos nahuas de la época de la conquista, la palabra tolteca significaba alguien sabio que dominaba las artes y artesanías. Y la palabra toltequidad equivalía a lo que llamaríamos, alta cultura.
En 1941, un grupo de antropólogos mexicanos designó a la ciudad de Tula, en el estado de Hidalgo, como Tollan, la mítica capital de los Toltecas, pero algunos arqueólogos, como Laurette Séjourné criticaron la decisión, señalando que después de varias etapas de excavación no se había revelado una ciudad suficiente para justificar la leyenda de los toltecas, señalando que el origen de Tollan y de la leyenda debería ubicarse en Teotihuacan, siendo el pueblo de Tula uno de los refugios de los sobrevivientes de Teotihuacan y por ello se ostentaban como Toltecas.
El historiador mexicano Enrique Florescano, del Instituto Nacional de Antropología e Historia ha retomado esta interpretación, basándose en la mención de textos mayas anteriores a Tula, que se refieren a Teotihuacan como Tollan.
Esta cultura y en investigaciones se basa en que su ciudad es mapa de la traslación de Venus, es decir, su recorrido alrededor del sol. Cerca de ahí esta una montaña llamada Xicuco (Shicuco) que en náhuatl es Ombligo, que en significado de los toltecas es entre lo interior y lo exterior y hace una vez más referencia a Venus, esta montaña tiene que ver con su arquitectura vista desde sus edificios dan los ciclos antes mencionados de Venus, sin olvidar que este astro aparece en las mañanas en el horizonte como lucero que recibe el nombre de Citlalith (estrella del amanecer). Estos ciclos hacen referencias a las etapas de Quetzalcóatl para poder ser hombre – Dios, que representan las etapas de los humanos (en el catolicismo nacer – vida – resucitación). Esta cultura fue muy especial ya que en el traje de los Atlantes se encuentran representadas todas estas etapas, como el espejo negro que hace que Quetzalcóatl, vea sus errores para purificarse, otras pieza importante es el Chacmol, que representa al mismo Quetzalcóatl saliendo de la etapa del fuego escondido debajo de la tierra, representa entregando el mismo fuego a la superficie, que es cuando Venus no aparece en el horizonte y surge en el horizonte. Se dice también que esta ciudad fue unas de las más difíciles de pasar al cristianismo, que Sahagún era el encargado de hacerlo, ya que tenían muy bien arraigado sus creencias, Sahagún aprovecho el significado de la montaña Xicuco y el Sol sobre la misma que era unas de las etapas de Quetzalcóatl surge como sol y Dios, esto Sahagún represento como un flor sobre para que los Toltecas asimilaran y pudiesen ser pasados al Cristianismo. Esta ciudad fue envidiada por los Aztecas que a lo contrarios de los Toltecas tenían otra visión de Quetzalcóatl les había enseñado,esto provocó un desorden de ideas haciendo que pasaran a haber mas sacrificios humanos que los Aztecas creían que era lo mejor, con la invasión de los españoles los Aztecas confundieron a Cortes como la resucitación de Quetzalcóatl esto provocó la anulación de guerreros sobre ellos quedando confundidos, también se dice en Tula (Tollan, ciudad de los Toltecas) se fueron a enterrar las galletas rancias que Cortes dio como intercambio del oro Azteca que se dio cuando llegaron. Estos relatos fueron sacados de libro de los espejos de la arqueología, códices Borgia y escritos de Sahagún.

De acuerdo a investigaciones realizadas en Tepetitlán, área rural de Tula, Hidalgo, los especialistas Guadalupe Mastache y Robert Cobean descubrieron que el amaranto fue esencial en la alimentación de la cultura Tolteca, ya que evitó que estas tribus pasaran hambrunas durante las épocas de sequías.
Actualmente el amaranto produce "alegrías", mezcla de este producto con la miel, el cacahuate y las pasitas.
El amaranto, huautli o alegría, nombre con el que se le conoce en la actualidad, fue en época prehispánica un cultivo básico en diversas culturas del país, entre ellas la que se asentó en Tula, Hidalgo, como lo refieren evidencias arqueológicas y datos etnohistóricos sobre su cultivo.
Por su parte, Nadia Vélez Saldaña, arqueóloga especialista en paleobotánica y miembro del equipo de investigadores de la Zona Arqueológica de Tula, explicó que esta semilla no sólo fue importante para esta población de Hidalgo, sino también en toda Mesoamérica, debido a que era una planta fácil de cultivar, además de tener un alto grado de resistencia a las temporadas de secas y heladas.
“El amaranto es más resistente, y crece en toda clase de terrenos abonados, por lo tanto, a falta del grano, el huautli era el que cubría las necesidades alimenticias de la población", comentó la investigadora.
Otra de las características del amaranto, es su posibilidad de almacenamiento en ollas de barro, por largos períodos de tiempo, sin descomponerse.
Lo anterior asociado a su alto valor nutritivo, lo llevó, en ocasiones, a ser considerado el cultivo más importante de Tula, incluso sobre el maíz.
De hecho, uno de los tributos que las provincias de Ajacuba y Jilotepec, entre las que quedaba comprendida Tula durante el Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), daban a la Triple Alianza -además de maíz y frijol- era precisamente amaranto, lo cual indica que esta planta era un cultivo importante durante ese período.
El amaranto no sólo fue utilizado como alimento, sino también como parte de las ofrendas y rituales; en este sentido, Vélez Saldaña mencionó que el uso del grano fue documentado por Sahagún y otros cronistas, quienes describen su utilización en algunas ceremonias donde se usaban figurillas hechas con amaranto aglutinando.
Las figurillas rituales de huautli, eran elaboradas con la técnica que hoy en día se utiliza para fabricar los dulces de amaranto, relató la investigadora. Tostaban el amaranto y después lo mezclaban con miel de maguey para obtener una masa maleable para formar las figuras antropomorfas de algunas deidades, que eran utilizadas en las ceremonias.

Finalmente, Vélez Saldaña señaló que, según parece, pudo haber sido su importancia ritual la causa de su prohibición a partir de la Conquista, decreciendo su cultivo hasta casi desaparecer de algunas regiones, durante la época Colonial.



Todos los pueblos del Anahuac llegaron del norte pero a tiempos distintos.Los que llegaron primero se aculturaron y urbanizaron en la cultura del maíz. En el norte quedaron pueblos bárbaros. Nómadas sin ley ni dios, los chichimecas.

Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo, México y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica2 otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más numeroso del país. De ellos, sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí. Al respecto, cabe decir que la lengua otomí presenta un alto grado de diversificación interna, de modo que los hablantes de una variedad suelen tener dificultades para comprender a quienes hablan otro dialecto. De ahí que los nombres con los que los otomíes se llaman a sí mismos son numerosos: ñätho (valle de Toluca), hñähñu (valle del Mezquital), ñäñho (Santiago Mezquititlán en el Sur de Querétaro) y ñ'yühü (Sierra Norte de Puebla, Pahuatlán) son algunos de los gentilicios que los otomíes emplean para llamarse a sí mismos en sus propias lenguas, aunque es frecuente que, cuando hablan en español, empleen el etnónimo otomí, de origen náhuatl.3

Como ocurre con la mayor parte de los etnónimos empleados para referirse a los pueblos indígenas de México, el término otomí no es nativo del pueblo al que hace referencia. Otomí es un término de origen náhuatl que deriva de otómitl,4 palabra que en la lengua de los antiguos mexicas quiere decir quien camina con flechas,5 aunque autores como Wigberto Jiménez Moreno lo hayan traducido como flechador de pájaros.


El territorio étnico6 de los otomíes ha sido históricamente el centro de México. Desde la época precolombina, los pueblos de habla otomangueana han habitado esa región y se les considera como pueblos nativos de las tierras altas mexicanas. De acuerdo con el cálculo de Duverger, es posible que los pueblos otomangueanos se hayan encontrado en Mesoamérica por lo menos desde el inicio del proceso de sedentarización, el cual tuvo lugar en el octavo milenio antes de la era cristiana.7 La ocupación otomangue del centro de México remite entonces al hecho de que las cadenas lingüísticas entre las lenguas otomangueanas se hallen más o menos intactas, de modo que los miembros lingüísticamente más cercanos de la familia se encuentre también próximos en el sentido espacial. La primera fractura del grupo otomangueano ocurrió al separarse las lenguas orientales de las lenguas occidentales. El brazo occidental está compuesto por dos grandes ramas: los pueblos de habla tlapaneco-mangueana y los de habla oto-pame. Entre estos últimos se encuentran los otomíes, asentados en el Altiplano Central mexicano junto con el resto de los pueblos que forman parte de la misma rama otomangueana —mazahuas, matlatzincas, tlahuicas, chichimecas jonaces y pames—.8

Los otomíes en la actualidad ocupan un territorio fragmentado que se extiende por los estados de México, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Todos estos estados se encuentran en el corazón de la República Mexicana y concentran la mayor parte de la población del país. De acuerdo con los espacios con mayores concentraciones de población otomí, este pueblo puede agruparse en cuatro vertientes: el Valle del Mezquital, la Sierra Madre Oriental, el Semidesierto queretano y el norte del estado de México. Aislados de estos grandes grupos que concentran alrededor del 80% del total de miembros de este pueblo indígena se encuentran los otomíes de Zitácuaro (Michoacán), los de Tierra Blanca (Guanajuato) y los que aún quedan en Ixtenco (Tlaxcala). Por el territorio en el que se encuentran, los otomíes viven en una intensa relación con las grandes metrópolis como la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, la ciudad de Puebla, Toluca y Santiago de Querétaro, sitios a donde muchos de ellos han tenido que emigrar en busca de mejores oportunidades de trabajo.

Desde los años ancestrales se viene impulsado la producción de artesanías de los pueblos hñähñus entre los cuales se hace alusión a los tapetes de lana, los cuales son fabricados especialmente por las mujeres otomíes del municipio de Temoaya. Los molcajetes y metates de piedra negra se elaboran en San Pedro de los Metates, municipio de Acambay; en la comunidad de Pueblo Nuevo, del mismo municipio, se hacen bolsas de paja de trigo, sombreros, canastas y sillas de tule. En algunas localidades de Toluca se hacen piezas de alfarería y ayates de fibra de maguey; mientras que en Otzolotepec se producen fajas, manteles y servilletas tejidas a mano. En Xonacatlán sobresalen los textiles elaborados en telares de cintura.



Chicomóztoc es el nombre del mítico lugar de origen de los aztecas mexicas, Tepanecas, Acolhuas, y otros pueblos de lengua náhuatl (o nahuas) de la región central de Mexico de Mesoamérica, en el periodo Postclásico.

Hay una asociación de Chicomoztoc con ciertas tradiciones relativas legendario Culhuacán (Colhuacan), un verdadero asentamiento prehispánico en el Valle de México, que se consideró que había sido una de las primeras y más preeminente de los asentamientos en el valle. Culhuacán ( "lugar de las personas con antepasados" es su significado literal en náhuatl clásico) fue visto como un lugar prestigioso y venerado por los aztecas / mexicas (que también denominan a sí mismos' Culhua-mexica '). En azteca codical escrito, el símbolo o glifo que representa el topónimo de Culhuacán tomó la forma de una "torcida" o "curva" colina (una obra de teatro sobre el homónimo colaboración en náhuatl, que significa "torcido, retorcido", por ejemplo, como si por edad edad).

Algunos investigadores han intentado identificar Chicomoztoc con una ubicación geográfica concreta, probablemente entre 60 y 180 millas al noreste del Valle de Mexico entre ellos quizás una altura cerca de la actual ciudad de San Isidro Culhuacán.



México-Tenochtitlan (en náhuatl: Meshíhco Tenochtítlan,' Mexihtl= una de los nombres con que se conocía a Huitzilopochtli su Dios-Guía Co=locativo - Tetl=piedra Nōchtli=tuna (fruto del nopal) Tlan=lugar de') fue la capital del Imperio Mexica.1 La fundación de la ciudad es un hecho cuya historia se mezcla con la leyenda. La mayoría de las fuentes cita como fecha de fundación de la ciudad el 18 de julio de 1325, de acuerdo con la información proporcionada por los mexicas y que se encuentra registrada en varios documentos. La leyenda de la fundación señala que México-Tenochtitlan fue poblada por un grupo de tribus nahuas migrantes desde Aztlán, lugar cuya ubicación precisa se desconoce. Tras merodear por las inmediaciones del lago de Texcoco, los futuros mexicas se asentaron en diversos puntos de la cuenca de México que estaban sujetos al señorío de Azcapotzalco. La migración concluyó cuando fundaron su ciudad en un islote cercano a la ribera occidental del lago. Las excavaciones arqueológicas apuntan a que el islote de México estuvo habitado desde antes del siglo XIV y que la fundación de Tenochtitlan pudo ser posterior a la de México-Tlatelolco, su gemela del norte. México-Tenochtitlan se convirtió en un altépetl independiente tras el establecimiento de una alianza con Texcoco y Tlacopan que derrotó a Azcapotzalco.

La capital de los mexicanos se convirtió en una de las mayores ciudades de su época en todo el mundo y fue la cabeza de un poderoso Estado que dominó una gran parte de Mesoamérica. El florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder. Por ello, cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, numerosas naciones indígenas se aliaron con ellos con el objetivo de poner fin a la dominación tenochca. Cuauhtémoc —último tlatoani de México-Tenochtitlan— encabezó la resistencia de la ciudad, que cayó el 13 de agosto de 1521 a manos de los españoles y sus aliados indígenas, todos bajo el mando de Hernán Cortés.

Dominado el valle de México por el señorío de Azcapotzalco, la muerte de su soberano Tezozomoc en 1426 crea un pleito sucesorio del que sale vencedor Maxtla, tras eliminar a sus enemigos. Sus primeras acciones procurarán años de inestabilidad y convulsiones en el valle, iniciándose un período de tiranía y despotismo del que saldrá especialmente perjudicado Tenochtitlan, dañadas sus relaciones comerciales. Los mexica designan a Itzcóatl ("serpiente de obsidiana") -hijo de Acamapichtli y de una esclava concubina, hermano de Huitzilihuitl -como tlatoani, comenzando rápidamente una guerra en 1428 que algunos autores consideran dinástica, dados los lazos sanguíneos que unían a los diferentes señores de las ciudades. Si bien en principio Itzcóatl era partidario del sometimiento al poder de Acapotzalco, la influencia de Tlacaélel ("El de corazón varonil") -sobrino suyo, cihuacóatl (regidor) de Tenochtitlan y personaje de enorme influencia en la historia de los mexica- conseguirá el cambio de opinión del soberano y de los principales jefes militares. Según algunas fuentes, Tlacaélel y sus partidarios prometieron entregarse como sirvientes en caso de salir perdedores, acuerdo que, por su parte, suscribió también la facción partidaria de la sumisión a Azcapotzalco. De este acuerdo y de la posterior victoria militar a cargo de Itzcóatl y Tlacaélel es de donde surgirá la división social y económica de la sociedad mexica. Es así como se consigue formar una unión de ciudades opuestas a Azcapotzalco, formada por Tenochtitlan, Texcoco, Cuauhtitlan y Huexotcinco, derrotando al ejército de Maxtla y logrando conquistar numerosas ciudades y territorios. Durante la guerra de emancipación, el papel de Tenochtitlan es cada vez de mayor importancia, prefigurando el papel hegemónico que ostentará durante las próximas décadas. Itzcóatl consigue conquistar Xochimilco, Teotihuacan y Otompan en 1430, Coyoacán en 1431, Mízquic en 1432, Cuitláhuac en 1433 y Cuauhnáhuac en 1439.

Conseguido el poder militar sobre el valle y el dominio de las redes comerciales, la siguiente tarea de Itzcóatl será la de dotar de legitimidad al emergente poder de los azteca-mexica, considerados por sus vecinos como advenedizos y bárbaros. Así, ordenará destruir los manuscritos que hablan sobre su origen humilde y reescribirlos acorde al nuevo papel que van a desempeñar.

El establecimiento del poder hegemónico de Tenochtitlan se apoyará en una alianza permanente con otras dos ciudades, Texcoco y Tlacopan, si bien las dos últimas supeditadas a la primera. Así, la Triple Alianza, suscrita en 1433, se compromete a emprender acciones militares de defensa y ataque, bajo la dirección de Tenochtitlan y con preponderancia de ésta en el reparto del botín de guerra, y a ayudarse mutuamente en caso de desgracias o calamidades. El papel de la coalición será crucial a partir de este momento, dominando y consolidando su poder fuera de los límites naturales del valle de México y estableciendo sólidamente las bases del imperio de los azteca-mexica. 

Durante su gobierno se realizó la primera gran etapa expansiva mexica. Antes de ser elegido tlatoani se desempeñó como tlacochcálcatl (en náhuatl jefe de la casa de armas, es decir, el máximo cargo militar). Su ascenso ocurrió el 3 de abril de 1427. Ayudado por Tlacaélel, su cihuacóatl (vice-regente), se alió con Tlacopan y Texcoco. México-Tenochtitlan en ese entonces no tenía el poder militar para derrotar a los tecpaneca, así mismo, la alianza con Texcoco se debió principalmente, porque Maxtla tenía intenciones claras de conquistarla, aunado a que Netzahualcoyotl tenía pugna personal con el Rey tepaneca. Años atrás, Maxtla había dado muerte a su padre, Ixtlilxochitl, frente a sus propios ojos. Netzahualcoyotl tuvo que acudir a México-Tenochtitlan para pedir auxilio político a su tío Itzcoatl, ya que Maxtla lo perseguía de manera constante. Por muchos años, Netzahualcoyotl tuvo cobijo por parte de la nobleza mexica. Posteriormente, Netzahualcoyotl recobraría Texcoco en contra de Azcapotzalco. Cuando Itzcoatl le hace la guerra a Azcapotzalco, pide a Netzahualcoyotl una alianza, recordándole los días que el reino mexica le había dado resguardo. Con ello, Tlacopan, que era una pueblo básicamente mexica, se formó una triple alianza, cuyos ejércitos Itzcoatl dirigió personalmente en las batalla contra de los tepanecas. 15 días después del inicio de la batalla, Maxtla es derrotado por la Triple Alianza, y a comienzos del 1428 se dio por terminado el dominio tepaneca en el Valle de Anáhuac, siendo Azcapotzalco quemada y saqueada y convertido en un mercado de esclavos.

En ese momento se constituyó la Triple Alianza con Texcoco y Tlacopan como altepetl independientes y reservado el mando militar a Tenochtitlan.



México-Tenochtitlan, bajo el gobierno de Itzcóatl y el genio de Tlacaelel, conquistó a los altépetl de Mixcoac, Atlacohuayan (Tacubaya), Huitzillopochco (Churubusco), Xochimilco, Teotihuacan y Otompan en 1430, Coyohuacan Coyoacán en 1431, Míxquic en 1432, Cuitláhuac (Tláhuac) en 1433 y Cuauhnáhuac en 1439. Durante esta etapa se construyeron la calzada de Tepeyacac que unía a Tenochtitlan con la ribera norte del lago y los templos del Cihuacoatl y una ampliación adicional (etapa IV) del Templo Mayor dual a Huitzilopochtli y Tlaloc.

La acción más trascendente junto a la campaña militar contra Azcapotzalco fue la reforma religiosa mexica, impulsada por los tlamatinime mexicas encabezados por Tlacaelel. En ella realizó una destrucción de los repositorios de amoxtli (libros, códices), principalmente del tipo xiuhámatl, es decir, aquellos que consignaban hechos históricos del pasado mexica para crear una serie de conceptos cosmogónicos y cosmológicos sustentantes del origen mítico mexica (como la Leyenda de los Soles, la mayor parte de la teogonía mexica y el origen mítico de Aztlán) y como herederos de la toltecáyotl, es decir, de un linaje tolteca y de la toltequidad, la condensación de los avances civilizatorios mesoamericanos que incluían un lenguaje y discurso iconográfico homogéneo, arte, cultura y usos y costumbres heredados de los pueblos mesoamericanos del Altiplano y heredados de un núcleo religioso milenario. Entre lo reformado está también la promoción definitiva de la importancia sanguínea y del sacrificio humano para la existencia misma del universo (hecho que inició hacia el Epiclásico en las sociedades de Mesoamérica y de la vocación bélica de los mexicas.



Después de la Conquista de México-Tenochtitlan, algunos frailes tuvieron interés en conocer la historia antigua de la ciudad. Gracias a esta curiosidad se dispone de documentos que permiten acercarse a los relatos de los indígenas. Algunos de estos documentos, más tardíos, fueron elaborados directamente por los descendientes de la nobleza indígena. Todas estas fuentes indican que los mexicas eran originarios de Aztlán, sitio sobre el que se debate su ubicación precisa y su existencia real. De acuerdo con la Crónica Mexicáyotl, en Aztlán los futuros mexicas eran esclavos de los aztecas y llevaban este nombre. Cuando Huitzilopochtli manifestó a su pueblo el imperativo de que marcharan hacia nuevas tierras, también les ordenó que dejaran de llamarse aztecas porque a partir de ese momento serían todos mexicanos.3 Este episodio también es recreado por el Códice Aubin4 y el Códice Durán.5 La Tira de la Peregrinación señala que Aztlán estaba ubicado en una isla donde había seis calpullis y un gran templo, probablemente dedicado a Mixcóatl.6 En la Tira Huitzilopochtli sólo aparece después que los aztecas llegaron a Teoculhuacan en el año 1-pedernal. De ahí partieron ocho calpullis encabezados por cuatro teomamaque ("cargadores de los dioses"); uno de ellos, identificado como Tezcacóatl, cargaba el bulto de Huitzilopochtli.7

Según la mitología mexica Huitzilopochtli les ordenó que sólo fundarían su reino donde estuviera "un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente". Siguiendo este designio, los mexicas deambularon por varios lugares, siempre en busca del portento que indicara cuál era la tierra prometida por su dios. De acuerdo con la Tira de la Peregrinación, la gente de Cuitláhuac se separó del resto de los calpullis cuando aún estaban en migración. Más tarde, los mexicas llegaron a la región de Tollan-Xicocotitlan, donde Huitzilopochtli les ordenó que desviaran el cauce de un río para crear una laguna en torno de un cerro. El placer de vivir en esa tierra casi llevó a los mexicas a olvidar que su dios les había prometido otra tierra, y viendo esto, Huitzilopochtli les hizo salir de ese sitio y continuar la migración.8 Llegaron entonces al valle de México y pasaron por varios pueblos, hasta que se asentaron en territorio de los tepanecas de Azcapotzalco, a quienes les sirvieron como guerreros mercenarios. Finalmente, encontraron el sitio señalado por Huitzilopochtli en un islote del lago de Texcoco. En la Crónica Mexicáyotl, Tezozómoc dice que cuando hallaron el lugar, el sacerdote Cuauhtlaquezqui dijo las siguientes palabras:
Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón de Copil que tú fuiste a arrojar allá donde el agua hace giros y más giros! Pero allí donde vino a caer, y habéis visto entre los peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncias, ¡del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje! ¡Y allí estaremos y allí reinaremos: allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes!
Nuestro pechos, nuestra cabeza, nuestras flechas, nuestros escudos, allí les haremos ver: a todos los que nos rodean allí los conquistaremos! Aquí estará perdurable nuestra ciudad de Tenochtitlan! El sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas; el sitio donde ella come y en donde vuelan los peces, donde las serpientes van haciendo ruedos y silban! ¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!9
Las fuentes señalan que este suceso ocurrió en el año dos-caña, 1325 del calendario occidental.

Evidencia arqueológica

La mayor parte de las fuentes históricas señalan que la fundación de México-Tenochtitlan ocurrió en el año 1325. Esta fecha corresponde a la que declararon los propios indígenas en los años siguientes a la Caída de Tenochtitlan. Los estudios arqueoastronómicos indican que en ese año también ocurrió un eclipse lunar, suceso astronómico que pudo ser tomado por los mexicas como un marcador mítico que pudiera legitimar la supuesta relación entre los toltecas y los tenochcas.10 Las exploraciones arqueológicas que se han llevado a cabo en el antiguo recinto del Templo Mayor tenochca han permitido recuperar piezas de cerámica anteriores al siglo XIV, lo que demuestra que el islote de México estuvo ocupado antes de la fecha indicada para la fundación de Tenochtitlan. En entredicho está también la primacía de México-Tenochtitlan sobre México-Tlatelolco. Las fuentes indican que la ciudad gemela de Tenochtitlan fue fundada 13 años más tarde, es decir, en 1338. Sin embargo, en el año 2007 se descubrió en la zona arqueológica de Tlatelolco una estructura que pudo ser erigida entre los siglos XI y XII. Esto podría indicar que la fundación de México-Tlatelolco fue anterior a la de México-Tenochtitlan.

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