- Estoy cansado.
Voltee y lo mire con empatía.
- Estoy cansado de andar todo el día caminando sin tener a donde ir.
Yo también estaba cansado de andar todo el día caminando sin tener a donde ir.
- Tengo cuatro días sin comer.
Yo tenia dos. Escucharlo me estrujaba el corazón, no por empatía o caridad, sino porque era como ver un video de mi mismo. Estaba a semanas de andar ambulando por las calles en el desahucio. Le pregunte su nombre.
- Marcelino. ¿Cómo se dice bad person?
- Mala persona.
- Yo no soy una mala persona. Yo tenia casa, esposa, carros, ahora solo tengo esto.
Y se agarraba la chaqueta. En la cartera solo traía dos billetes de veinte. Con veinte dolares, dependiendo de que comprara y la disciplina que tuviera, podía comer hasta cuatro días. Pero no podía negarme a ayudarme a mi mismo. Cavile pero me detuve y saque un de los billetes para dárselo. Las yemas de Marcelino ya acariciaban los veinte dolares cuando comento, no recuerdo las palabras, que iba a comprar cerveza y retire el billete. Estábamos como a una cuadra larga del centro comercial y en la esquina había una pizzeria con un anuncio de pizza grande por 5 dolares y a media cuadra un pequeño restaurante mexicano. Decidí compartir la pizza de 5 dolares con Marcelino y le dije que lo invitaba a comer. Ante el prospecto de comer pizza acelere el paso pero Marcelino me detuvo.
- No pudo caminar más rápido, me sangran los pies.
Ahí si me gano, a mi no me sangraban. Le mire los pies, traía un zapatos de tipo industrial que ya se empezaban a descocer pero la sangre no era evidente. Me regrese y camine despacio al lado de Marcelino, quien repetía como una mantra su historia.
- ¿Cómo se dice bad person?
- Mala persona.
- Yo no soy una mala persona. Yo tenia casa, esposa, carros, ahora solo tengo esto.
Y se agarraba la chaqueta.
- anoche dormí ahí.
Y señalaba la jardinera del edificio.
- ¿Cómo se dice bad person?
- Mala persona.
- Yo no soy una mala persona. Yo tenia casa, esposa, carros, ahora solo tengo esto.
Y se agarraba la chaqueta.
- anoche dormí ahí.
Y señalaba la jardinera del edificio.
- Hoy en la mañana me encontré 30 dolares.
Me confeso con gusto
- Me levante temprano como a las siete. Estaba lloviendo.
- Eran dos billetes de 5 dolares y uno de 10. Estaban mojados. Me compre cerveza pero ya se me acabo.
- ¿Cómo se dice bad person?
- Mala persona.
- Yo no soy una mala persona. Yo tenia casa, esposa, carros, ahora solo tengo esto.
Y se agarraba la chaqueta.
Llegamos al local de Little Cesar's Pizza . Enfrente del mostrador había unas sillas pero no era un restaurante sino un punto de entrega de pizzas para llevar. Le pregunte a la dependiente si nos podíamos comer la pizza en las sillas y pedí el especial de pepperoni grande por cinco dolares y dos refrescos.
Cuando me entregaron la pizza, partí un pedazo para mi y otro para Marcelino. Tenia mucha hambre y la pizza se veía bien. Cuando Marcelino probo su pedazo soltó una interjección de gusto y alivio que me dejo sin aliento.
-Aaahhhhh....
Me quede sin hambre y con esfuerzo me pude comer el pedazo que había tomado. Me sentí enclaustrado y queria salir corriendo y huir. Le di la pizza a Marcelino y me pare.
- ¡Todo eso! ¿Para mi?
Con los treinta dolares que me quedaban le podía pagar un par de días en el hostal pero la mezquindad me ganaba y no quería andar cargando otro desahuciado, ¡si no podía con uno! Sabría dios cuando iba a conseguir trabajo. Al salir del local, Marcelino me dijo
- La próxima yo la pago.
- Claro, la próxima tu la pagas
- Muchas gracias.
Me acorde de un cuento ruso que le leí a Mirei el día que me fui. Regresa el padre con una bolsa de duraznos que reparte entre sus hijos y al final de la jornada, les pregunta que les parecieron...
- Y tú, Volodia, ¿Qué te pareció el durazno? ¿Te gusto?
- No lo probé...
- ¿Porqué?
- Es que fui a ver a Grisha para mostrarle el durazno y compartirlo con él. Lo miraba pero no acepto que lo compartiera con él. Así que cuando se descuido, lo deje como si se me hubiera olvidado y me fui...
Grisha estaba muy enfermo y no podía salir de su cuarto. Tijón sonrió, acaricio la cabeza del niño, y le dijo
- Dios te lo devolverá.
Quisiera ser Volodia, que mi padre me mirara con orgullo y me dijera que un dios me esta cuidando, pero mi padre esta muerto y los treinta dolares se quedaron en mi cartera.