jueves, 2 de septiembre de 2021

Extensión de la lucha de Michel Houellebecq

 


Los primeros poemas de Houellebecq aparecieron en 1985 en la revista La Nouvelle Revue. En 1991, publicó un ensayo biográfico sobre el escritor de terror H. P. Lovecraft con el subtítulo Contra el mundo, Contra la vida. Ese mismo año apareció un breve ensayo poético llamado Rester vivant que trataba del arte de escribir a pesar de la apatía y el disgusto por la vida. Mientras tanto, trabajó como administrador de computadoras en París.

En 1994 debutó con la novela Extension du domaine de la lutte, publicado por Maurice Nadeau (traducido al inglés por Paul Hammond y publicado como Whatever, en español el título es Ampliación del campo de batalla). La ampliación del campo de batalla fue una provocación, o un grito desesperado. El tono es políticamente incorrecto y la temática contenciosa y éticamente problemática, no solo por su valencia, sino por su tratamiento literario: mitomanía, misoginia, misantropía, psicopatía, depresión, y suicidio. 

Según los comentarios que he visto, los temas nihilistas recurren en su obra, y esta primera novela se pudiera considerar una búsqueda experimental de un estilo perturbador. 

Para aproximarnos al contenido, veamos primero la forma. La obra se divide en tres partes qué difieren en temática y estructura narrativa. La primera parte utiliza dos voces narrativas: una narración en primera persona del protagonista, alternando con un narrador qué asume la creación de la historia como un ejercicio terapéutico para escapar de una depresión. Estas dos voces no son referenciadas en los comentarios que he visto en Internet y pudiera ser una mal-interpretación de mi parte. Está el antecedente de las memorias de guerra de Shōhei Ōoka qué fueron traducidas al francés. El tema central las Memorias de Ōoka es la búsqueda de las fuerzas que motivan el comportamiento humano. La búsqueda del héroe existencial comienza con su conciencia del vacío y, por lo tanto, necesariamente implica el proceso de devenir a través de la creación de su propio sistema de valores. Ooka examina cuidadosamente su experiencia y busca el reconocimiento de su condición humana, un meta-análisis. Ooka, que vivió una experiencia crucial, examinó a Ooka, el "yo", que pasó por esa experiencia momento a momento en el pasado. El autor es el observador o el reconocedor, mientras que el "yo" es lo observado y lo reconocido. En contraste el "narrador" de la extensión de la lucha no reclama entender o analizar, solo liberar energía negativa y buscar consuelo de una depresión abrumadora. Es aparente que este narrador no es confiable. El narrador se va diluyendo después de la primera parte y solo queda el relato de la vida sin sentido y solitaria del protagonista. La voz del protagonista tampoco es confiable como se establece en la tercera parte, cuando en la historia misma, una psicóloga señala qué el protagonista evade su responsabilidad personal haciendo consideraciones abstractas sobre la realidad social. 

Cuando empecé a leer el libro, mis expectativas me hicieron percibir una imagen pintoresca del sinsentido de la vida del tecnócrata a la Dilbert. Pero considerando la obra en su conjunto se ve la estructura novelesca básica: la primera parte expone las premisas de la historia y del estado mental inicial del protagonista, la segunda describe la descomposición física y moral del protagonista, y la tercera concluye con la depresión y suicidio de este. Me da la vibra de Las penas del joven Werther de Goethe, es decir, un suicidio virtual qué sublima la energía negativa del autor, que así evita su suicidio en la realidad:

Mon propos n'est pas de vous enchanter par de subtiles notations psychologiques. Je n'ambitionne pas de vous arracher des applaudissements par ma finesse et mon humour. Il est des auteurs qui font servir leur talent à la description délicate de différents états d'âme, traits de caractère, etc.

En la novela, la vida se plantea como un absurdo, como un estado transitorio vacío y carente de significado, algo que se describe como cruzar a nado un río sin que haya orilla al otro lado, sin destino, sin un lugar al que llegar y en que descansar. Un seguir reglas para conformarse a las expectativas sociales. Sin embargo, no es suficiente con seguir las reglas. La sociedad es una jerarquía tanto en lo económico cómo en lo sexual, y el lugar que le corresponde a cada cual no lo puede definir o cambiar el individuo:

Le domaine de la règle ne vous suffisait plus; vous ne pouviez vivre plus longtemps dans le domaine de la règle; aussi, vous avez dû entrer dans le domaine de la lutte.

Se establece entonces un conflicto infranqueable entre las normas sociales y la libertad individual. 

El protagonista de la extensión de la lucha es un psicópata qué manipula a un colega aún más desesperado que él, virgen a los 28 años, para proponerle un asesinato aleatorio e inducirle un estado emocional que propicia su muerte en un accidente automovilístico, tal vez un suicidio. Una sala de espejos en una recurrencia del terror donde el autor inventa a un suicida qué induce al suicidio a una criatura inferior. 

El protagonista justifica su condición como el resultado de la configuración social contemporánea, más que un fracaso personal o una enfermedad mental. Pero una psicóloga cuestiona esta premisa sin que se ofrezca una resolución. En la historia también se considera el caso de un sacerdote qué pierde su fe y su sentido de vida de manera fortuita, sin que medie la mala fe o la falla moral de nadie. De hecho, la crisis se desencadena paradójicamente por el compromiso del sacerdote con su vocación. 

En resumen, según los comentarios, los elementos simbólicos que han consagrado a Houellebecq como una de las figuras más célebres del malditismo contemporáneo están presentes en Ampliación del campo de batalla, y volverán a repetirse, con distintos matices en obras posteriores, como en Las partículas elementales.

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