miércoles, 16 de septiembre de 2020

La máquina del tiempo

 Tomado de xataka

El ADN antiguo es el equivalente genético de un archivero atemporal. Así hemos encontrado los restos que en nuestro linaje genético dejaron neandertales o devinsonianos.


 

Escondido en los genomas de humanos antiguos, un grupo de investigadores han detectado un antepasado no identificado. Es decir, han encontrado restos genéticos que no pueden etiquetarse con ningún nombre, ni adscribirse a ninguna subespecie humana conocida. 

El equipo utilizó un algoritmo bayesiano para encontrar patrones en los genomas de varios neandertales, devinsonianos humanos arcaicos y dos modernos. La idea era encontrar "eventos de recombinación". Es decir, momentos en los que dos conjuntos de cromosomas se mezclaron. Así se dieron cuenta que, contra lo esperado, es muy probable que los primeros mestizajes entre neandertales y cromañones se remonten unos 250.000 años, mucho antes de lo que nos decía la historia tradicional. Hay entre un 3 y un 7% del ADN neandertal presente en los humanos actuales. En las regiones "súper arcaicas" del genoma hay como un conjunto de que no se sabe de donde sale. Podría tratarse en señales genéticas del Homo erectus. Hasta la fecha, nunca hemos encontrado ADN de este ancestro humano arcaico que desapareció de la faz de la tierra hace más de 100.000 años. Aunque una mera hipótesis, es una ventana a un pasado que de otra forma es inaccesible.

Hobbit

Tomado de lifeder.com y de Wikipedia

En este siglo XXI seguimos topándonos con descubrimientos de restos de especies antes desconocidas de homínidos.

El Homo floresiensis corresponde a una especie extinta del género Homo que es denominada también como “el hombre de las flores” y como “Hobbit”. Este último sobrenombre responde al pequeño tamaño característico de este espécimen que fue descubierto en 2003. 


 

El descubrimiento es ampliamente considerado como el más importante de su clase en la historia reciente, y fue toda una sorpresa para la comunidad antropológica. La nueva especie desafía muchas de las ideas de su disciplina. Desde el siglo XIX, cuando empezaron a descubrirse los primeros neandertales, no se habían descubierto otros homínidos coetáneos de Homo sapiens.

H. floresiensis es tan diferente en forma a otros miembros del género Homo que obliga al reconocimiento de una posible nueva e inimaginable variabilidad en ese grupo, y reafirma una tendencia intelectual lejana a la idea de la evolución lineal.

Sin duda este descubrimiento además echa más leña al fuego del perenne debate sobre los modelos africano y multirregional de la especiación de los humanos modernos, a pesar de que H. floresiensis no es propiamente un ancestro de estos. Ya se han oído voces argumentando en ambos sentidos.

 

Los restos esqueléticos de H. floresiensis y los depósitos que los contienen datan de hace aproximadamente 100.000 a 60.000 años, mientras que los artefactos de piedra atribuibles a esta especie varían de aproximadamente 190.000 a 50.000 años de edad. 

En el sitio fueron encontrados restos de otros nueve individuos que también suministraron información valiosa. Sin embargo, el único cráneo ubicado fue el de un cuerpo femenino que fue apodado como “Flo”, y para efectos de la investigación se le asignó la nomenclatura LB-1. 

Si bien todas las piezas del hallazgo configuraron las informaciones para llegar a la conclusión de que se trataba de una especie hasta ahora no conocida, sin duda lo que aportó los mayores indicios fue el cráneo hallado, ya que sus características fueron determinantes en este trabajo de clasificación. Pruebas hechas con base al carbono 14, luminiscencia y resonancia electrónica arrojaron que esta nueva especie existió en un periodo que va entre 38 000 y 18 000 años, lo que indica que convivió en el planeta con el Homo sapiens —hombre moderno—, aunque al día de hoy no existe ninguna evidencia de que hayan interactuado. 

A pesar de su relativa cercanía en la línea evolutiva de los homínidos, posee una morfología que presentaban especies mucho más antiguas. Se cree que el hecho de haber llegado a una isla y permanecer aislado, hizo que se viera menos afectado por las fuerzas evolutivas y conservara rasgos primitivos. 

Los restos que inicialmente fueron hallados, a simple vista parecían ser de un niño debido a su estatura que rondaba apenas un metro. Sin embargo, al apreciar el desgaste de la dentición los estudios concluyeron que se trataba de una hembra de unos 30 años de edad, de una estatura de 1,06 m y alrededor de 30 kg de peso. 

El cráneo es sumamente pequeño y en principio se asemeja al del chimpancé por su frente inclinada y su falta de mentón. Sin embargo, detalles algo delicados del rostro y el tamaño de las piezas dentales evocan elementos más modernos. La cadera es primitiva, como la que presentan los australopitecos, y las piernas son más evolucionadas, sugiriendo que eran seres exclusivamente bípedos. Los pies son proporcionalmente más grandes que los nuestros. 

El Homo floresiensis puede provenir del Homo erectus que se expandió hacia el sur de Asia y luego atravesó el archipiélago polinesio en épocas en las que el mar tenía muchísima menos altura y existían conexiones entre todos los territorios que ahora son islas. A pesar de que el Homo erectus poseía dimensiones semejantes al humano actual, los científicos explican que este clan que arribó a estos remotos lugares pudo quedar aislado una vez que el nivel de los mares inundó la zona, y esto los condicionó en cuanto a su estatura debido a la escasez de recursos. 

Lo que desconcierta al mundo científico es que un homínido con capacidades cognitivas limitadas por un cerebro pequeño haya sido capaz de movilizarse hasta estas regiones, ya que no se descarta del todo que pudieran haber usado primitivas embarcaciones en algunos casos. Así mismo, las evidencias muestran un grado bastante decente de conocimiento para lograr la fabricación de armas con las que lograban cazar en grupos a animales de mayor envergadura. Todo esto sugiere que el Homo floresiensis desciende del Homo erectus y que sufrió una involución en cuanto a sus dimensiones dadas las condiciones de aislamiento que tuvo que enfrentar en la Isla Flores. 

La capacidad craneal del individuo hallado en la Isla Flores es de solo 380 cc. Recordemos que el humano actual en este aspecto supera los 1300 cc; es decir, que es algo menor que la tercera parte del que poseemos hoy en día. Es por ello que este descubrimiento sigue alimentando la tesis de que aún los antepasados con cerebros pequeños también eran capaces de desarrollar habilidades que antes pensábamos estaban reservadas solo para individuos con mayores volúmenes de masa encefálica. Pareciera ser que la creencia de que a mayor cerebro mayor destreza no es enteramente cierta. 

A pesar de la ley de la biogeografía insular, esta no explica bien la reducción del tamaño cerebral de 800 c.c. en Homo ergaster (erectus) hasta los 400 cc de Homo floresiensis. Gracias a los descubrimientos en los yacimientos de Dmanisi de Homo georgicus, cuyo cerebro era de 600 c. c. aproximadamente y estrechamente emparentados con Homo habilis, los cuales salieron del continente africano hace 1.8 millones de años llegando hasta la isla de Java, sabemos que existieron en Asia homininos con cerebros más pequeños. Una reducción de 200 c. c., es decir de los 600 c. c. de H. georgicus a los 400 c. c. de H. floresiensis, no es tan drástica como pasar de los 1100 c. c. de H. erectus a 400 c. c., lo cual los situaría más cercanos a H. habilis que a H. ergaster - H. erectus. Sin embargo, la relación cerebro-masa corporal que presenta H. floresiensis es comparable a la de H. erectus, lo que indica que es improbable que las especies difieran en inteligencia. De hecho, los descubridores han asociado a la especie algunos comportamientos avanzados.

Estos comportamientos estarían asociados a la existencia de evidencias del uso del fuego para cocinar. La especie también ha sido relacionada con herramientas de piedra de la sofisticada tradición del Paleolítico Superior típicamente asociada con los humanos modernos, quienes con 1310-1475 cm³ casi cuadruplican el volumen cerebral de H. floresiensis (con una masa corporal incrementada en un factor de 2,6). Algunas de estas herramientas fueron aparentemente usadas en la caza necesariamente cooperativa del Stegodon enano local por esta pequeña especie humana. Igualmente en otro yacimiento llamado Mata Menge, el investigador Adam Brumm y sus colaboradores han detectado que las herramientas encontradas tienen importantes similitudes con las halladas en Liang Bua; presentando las herramientas de Mata Menge una datación que arroja la asombrosa fecha de «entre 840 000 y 700 000 años». Estas fechas, indican que Homo sapiens no pudo fabricar las herramientas descubiertas en Mata Menge, y con ello probablemente también las de Liang Bua; ya que la especie Homo sapiens no existía en esa época.

Además, la isla de Flores permaneció aislada durante la edad de hielo más reciente debido a un profundo estrecho, a pesar del bajo nivel marino que unió a buena parte del resto de Sondalandia. Este hecho ha llevado a los descubridores de H. floresiensis a concluir que la especie o sus antecesores solo pudieron haber alcanzado la isla aislada por medio de algún transporte marítimo, quizás llegando en balsas de bambú hace unos 100 000 años.

Estas evidencias observadas de tecnología avanzada y cooperación a un nivel humano moderno ha impulsado a los descubridores a proponer que H. floresiensis tendría casi con total certeza lenguaje. Estas sugerencias han resultado ser las más controvertidas de los hallazgos de los descubridores, a pesar de la probablemente alta inteligencia de H. floresiensis

H. floresiensis ciertamente coexistió con los humanos modernos, quienes llegaron a la región hace entre 35 000 y 55 000 años, durante un largo período, pero se desconoce cómo pudieron haber interactuado.

H. floresiensis  puede ser el origen y fuente de las historias sobre los Ebu gogo contadas entre los lugareños. Se dice que los Ebu gogo eran cavernícolas pequeños, de pelo largo especialmente en la cabeza y torso, con rostro simiesco y de lenguaje pobre, y presentarían el tamaño de H. floresiensis. Se creía ampliamente en su existencia en la época de la llegada de los holandeses hace quinientos años, e incluso algunas historias dicen que estas extrañas criaturas fueron vistas hace tan sólo un siglo. Del mismo modo, en la isla de Sumatra circulan leyendas sobre un humanoide de un metro de altura, el Orang Pendek, aunque son pocos los investigadores profesionales que las toman en serio, recibiendo más atención de la autodenominada criptozoología (disciplina cuyo enfoque suele ser pseudocientífico). Los investigadores del hombre de Flores, han señalado que el Orang Pendek y otros humanoides salvajes del folclore de Asia sudoriental podrían estar relacionados de alguna forma con relatos sobre antiguos encuentros con Homo floresiensis u otros homínidos enanos aún desconocidos.

 

 

La forma del cráneo se observa achatada en la frente y asoma protuberantes arcos superciliares. Además, hay ausencia del mentón, lo que se traduce en una apariencia que asemeja a un chimpancé. No obstante, y a pesar del tamaño de su cerebro, lo prodigioso de esta especie es que se puede decir que tenía una evolución muy avanzada, especialmente en lo que se refiere a su lóbulo temporal posterior. Esto ha sido subrayado por Dean Falk, profesora de antropología de la Universidad Estatal de Florida en Estados Unidos. Falk ha señalado que las pruebas de la presencia de ese pensamiento avanzado se evidenciaron en el examen del lóbulo frontal, sitio en el cual los seres humanos concentran esta actividad, así como en el lóbulo temporal, donde se gestionan los procesos cognitivos relacionados con la memoria y las emociones. A pesar de que pueda pensarse que lo diminuto de su cerebro no daba para tanto, esta especie era capaz de cazar en grupo, realizar utensilios y armas de piedras y, además, tenía dominio sobre el fuego. 

Así, al tener el espécimen tipo de esta especie encontrada, un esqueleto bastante completo, y un cráneo casi completo de una hembra de 30 años de edad y 1,06 metros de altura; no sólo presenta una drástica reducción en comparación con el H. erectus, sino incluso una talla algo menor que la del Australopithecus, un ancestro tres millones de años más antiguo y que no se pensaba previamente que se hubiese expandido más allá de África. Esto tiende a calificar a H. floresiensis como el miembro más «extremo» de la extensa familia humana; ya que serían ciertamente los más bajos y pequeños.

En relación a la estatura, H. floresiensis es también bastante diminuto comparado con el tamaño del ser humano moderno. La altura estimada de un H. floresiensis adulto es considerablemente menor que la altura media adulta de todas las poblaciones humanas modernas físicamente más pequeñas, tales como los pigmeos africanos (< 1,5 m), twa, semang (1,37 m para las mujeres adultas) o los andamaneses (1,37 m para las mujeres adultas). La masa es normalmente considerada más importante biofísicamente que una medida unidimensional de altura, y por dicha medida, debido a los efectos de escala, las diferencias son incluso mayores. Se ha estimado que en el espécimen tipo de H. floresiensis tenía unos 25 kg.

H. floresiensis además tenía brazos relativamente largos, quizás para permitir a esta pequeña criatura trepar a la seguridad de los árboles cuando lo necesitaba. Estos huesos del brazo, hacen que las inevitables comparaciones con los humanos modernos acondroplásicos (sobre 1,2 m) u otros enanos no sean válidas, pues estas personas no son proporcionalmente más pequeñas que las demás por regla general, sino que sólo tienen sus miembros más cortos.

 El Homo floresiensis aprovechaba las cuevas de piedra caliza para resguardarse; sin embargo, el importante aislamiento que significaba estar en territorio insular limitaba grandemente el riesgo de enfrentarse a depredadores inesperados. En cambio, y a pesar de asumirse que tuvo un limitado desarrollo cognitivo debido a las dimensiones de su cerebro, pudo poner a su favor los pocos recursos con los que contaba para sobrevivir por más de 80 000 años. 

A pesar de que todo apunta a que su antepasado directo es el Homo erectus — que alcanzó dimensiones similares al hombre actual—, la condición de aislamiento determinó esta suerte de involución en cuanto a tamaño. Sin embargo, es muy posible que el legado de este antepasado haya podido ser aprovechado plenamente por el Homo floresiensis, aún con un cerebro tan pequeño. 

En 2014, cuando el H. floresiensis fue descubierto, se pensaba que sobrevivió hasta hace 12000 años. Sin embargo, un trabajo estratigráfico y cronológico más extenso (Nature, 2016), ha llevado a la datación de la evidencia más reciente de su existencia a 50000 años atrás. Estas fechas son cercanas a cuando el humano moderno se acercó a esta zona del planeta, por lo que cabe la posibilidad de que hubieran contribuido a la extinción del H. floresiensis. Esto sería consistente con la desaparición de H. neanderthalensis de Europa hace unos 40,000 años, 5000 años después de la llegada de los humanos modernos. Otra teoría muy difundida tiene que ver con la actividad volcánica de toda esta zona, por lo que no es descabellado pensar que el despertar de algún volcán haya arrasado con todos los habitantes de la isla, que apenas cubre una superficie de 14 000 kms².

martes, 15 de septiembre de 2020

Dryas Reciente


 

Tomado de Wikipedia

Al final del Pleistoceno llovía abundantemente en el valle de México y la tierra era frondosa can abundante fauna de grandes animales. Debido a las sierras, los vientos húmedos del pacifico no llegan directamente tierra adentro y el patrón de lluvias depende de  sistemas meteorológicos de latitudes medias durante el invierno, y por sistemas tropicales en el verano. 

Hace unos 13,000 años el clima cambio bruscamente en lo que se conoce como el Dryas Reciente. El Dryas Reciente significó un rápido regreso a las condiciones glaciares en las latitudes más altas del Hemisferio Norte y Meso-América se volvió una tierra árida, entre hace 12.900 y 11.500 años. Esto contrasta con el calentamiento del deshielo que tuvo lugar en el interestadio anterior. Estas transiciones duraron aproximadamente una década. Las informaciones obtenidas de isótopos térmicamente fraccionados de nitrógeno y argón provenientes de núcleos de hielo de Groenlandia, indican que esta isla era unos 15 °C más fría que en la actualidad. En las islas Británicas, los fósiles de escarabajos indican un descenso de las temperaturas medias anuales de 5 °C y las condiciones periglaciares prevalecían en las tierras bajas y los glaciares en las tierras altas. Desde entonces, no ha habido ningún periodo de cambio climático abrupto tan grande, extendido o rápido.

El Dryas Reciente o Joven Dryas (en inglés Younger Dryas) fue una fase breve (de 1300 ± 70 años de duración) de enfriamiento climático a finales del Pleistoceno, entre 12 700 y 11 500 años atrás.12​ En la teoría climática Blytt-Sernander, el Dryas Reciente sucede al interestadio Bölling/Allerød y precede al Preboreal del Holoceno inferior. Toma su nombre de la flor alpina Dryas octopetala. Hay indicios del impacto del cometa Clovis hace 12 900 años en América del Norte que, según una hipótesis reciente, podría haber iniciado el enfriamiento del Dryas Reciente. 

Es difícil de determinar si el Dryas Reciente tuvo un alcance global, puesto que no existe una definición precisa de esta fase en todos los registros. En el oeste de Europa y Groenlandia, el Dryas Reciente es un período frío bien determinado. Pero es posible que las regiones tropicales del Atlántico pudieran haberse empezado a enfriar unos cuantos siglos antes; en Sudamérica no se encuentra un inicio bien claro, pero el final está bien definido. De manera similar, el enfriamiento del hemisferio sur conocido como Inversión Fría Antártica parece haber empezado un milenio antes del Dryas Reciente, y no tiene ni un principio ni un final bien definidos (entre 14 000 y 11 500 años) como se señala en el núcleo de hielo de Sajama. El clima andino volvió a las condiciones frías del último máximo glacial junto con una mayor precipitación (lagos en el altiplano andino).

Otros eventos de este período son:

  • La sustitución de los bosques escandinavos por una tundra glaciar (que es el hábitat de la Dryas octopetala).
  • Glaciaciones o incremento de la nieve en las cordilleras de cualquier parte del mundo.
  • Formación de capas de solifluxión y depósitos de loess al norte de Europa.
  • Más polvo en la atmósfera terrestre, proveniente de los desiertos asiáticos.
  • Sequía al este del Mediterráneo, lo que podría haber empujado la cultura Natufiense a inventar la agricultura.
  • El enfriamiento Huelmo-Mascardi del hemisferio sur empezó un poco antes que el Dryas Reciente y acabó al mismo tiempo.

La teoría más extendida mantiene que el Dryas Reciente fue causado por una reducción significativa o parada total de la circulación termohalina del Atlántico Norte debido a un flujo repentino de agua dulce.8​ El clima global se habría quedado atrapado en este estado hasta que la glaciación paró el flujo de agua dulce. Esta teoría no explica por qué Sudamérica se enfrió antes. Se ha sugerido que el flujo repentino de agua dulce procedería del lago Agassiz y del deshielo del manto glaciar Laurentino de Norteamérica. Sin embargo, otros estudios sugieren que la eliminación de las capas de hielo de esta región se produjo casi 1000 años más tarde y, por tanto, el drenaje del lago Agassiz probablemente no podría haber causado el Dryas Reciente.9​ En su lugar, esta ola de frío podría haber sido activada por un mayor flujo en el océano Ártico, por el estrecho de Fram al este de Groenlandia y, en última instancia, en la región oriental del Atlántico Norte, entre 12 900 y 12 800 años antes del presente, como sugiere el modelo de glaciar de Tarasov y Peltier.

Las glaciaciones anteriores probablemente no tuvieron eventos similares al Dryas Reciente, lo que sugiere que, sea lo que sea el mecanismo que lo provocó, tiene un componente de azar. Se especula que el Dryas Reciente podría haber sido causado o acelerado por el impacto del cometa Clovis



Se suele relacionar el Dryas Reciente con la adopción de la agricultura en el creciente fértil. El argumento principal es que el frío y la sequía del Dryas Reciente redujo la capacidad de carga de la región y obligó a la sedentaria cultura Natufiense a adaptarse a un patrón de subsistencia más flexible. Un deterioro todavía más severo del clima les podría haber obligado a cultivar cereales. Mientras que hay un cierto consenso en cuanto al papel del Dryas Reciente en los cambios de los patrones de subsistencia durante el Natufiense, todavía se debate su conexión con los inicios de la agricultura.

Los primeros humanos llegaron al Anáhuac aproximadamente hace 20 mil años, época en la que han sido fechados los descubrimientos en Tequixquiac, y más tardíamente en Tocuila y Tlapacoya.

lunes, 14 de septiembre de 2020

¿Es el idioma español sexista?

Según algunos, el lenguaje constituye un medio para reproducir o perpetuar creencias de género que desvalorizan o invisibilizan a las mujeres y lo femenino. Otros afirman que el lenguaje en sí mismo no es sexista, que el sexismo está en el uso y los significados que se le dan a ciertas palabras y conceptos.


 

Como ilustración del problema, tomemos el aforismo: el perro es el mejor amigo del hombre, que haciéndolo inclusivo se transforma en:
El perro y la perra, es el, y la, mejor amigo, y amiga, del hombre, y de la mujer.

El sexismo es un complejo fenómeno que se refleja en el lenguaje, pero que lo trasciende. Por ejemplo, no existe una versión femenina de la palabras hombría o viril. Podemos decir por supuesto que una mujer es valiente, pero tradicionalmente a los sexos se les asignan valores morales distintos. Esta actitud se refleja en la leyenda, seguramente apócrifa y por lo mismo significativa, de la caída de Granada, que cuando Boabdil coronaba el suspiro del moro, el sultán volvió la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando de boca de su madre la Sultana: No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre. Esta historia esta llena de ironía, porque el 25 de noviembre de 1491, el último emir musulmán, Boabdil, capitulo ante  Isabel de Castilla, una mujer.

El idioma español está marcado por las tendencias discriminatorias hacia el sexo femenino, especialmente en su sistema pronominal y en sustantivos que se refieren a ocupaciones y oficios que tradicionalmente han sido desempeñados solo por hombres. Sin embargo, actualmente en cualquier medio de comunicación masiva, es evidente que el idioma español se mueve hacia la sensibilidad sexista, en el uso genérico, en la utilización de una gran cantidad de terminología nueva que se refiere a la mujer y que complementan la existencia de un término excluyente. 

En el idioma español se considera al género como gramatical o anómalo y aunque los objetos inanimados utilizan los mismos marcadores gramaticales que los seres animados, la atribución de este a los sustantivos inanimados y los pronombres es completamente arbitraria, aunque el género masculino se considera dominante en español. 

En el plural, un grupo de objetos de género mixto tradicionalmente utilizan el género masculino. La Real Academia de la Lengua Española plantea que los plurales masculinos, los, ellos, estos, etc., designan una pluralidad de varones, pero también pueden designar conjuntamente una pluralidad de hembras y varones, cualquiera que sea el número de ellos y de ellas, lo que se produce en virtud de la idea general o genérica que es inherente al masculino. 

No solamente los plurales masculinos, como hijos, hermanos, pueden significar varones y hembras conjuntamente. El singular masculino hombre equivale a varón, pero también designa mujeres y varones, empleado como término general o genérico. Es decir, el hombre se puede referir a la raza humana. Cuando se dice "el hombre de neandertal," se incluye machos y hembras.

En español los sustantivos plurales que se refieren a ambos géneros utilizan la forma masculina plural del artículo. La propia naturaleza genérica del idioma español hace casi imposible utilizar un sustantivo sin marcar su género debido a la concordancia que se necesita con sus modificadores. 

En los pronombres del español, el género se marca en la primera, segunda y tercera personas del plural y aunque no existe un pronombre neutro como tal, el pronombre lo no se puede utilizar de manera inteligible mas que para referirse a conceptos abstractos, como por ejemplo lo bello , lo sobrenatural etc. Aunque los pronombres de la primera y segunda personas del plural se marcan genéricamente (nosotros, nosotras) no son tan proclives a resultar en lenguaje sexista como los pronombres de tercera persona. Esto pasa porque con menor frecuencia se refieren a grupos de individuos no específicos.

Esta ambigüedad del pronombre masculino es como el vaso medio lleno, o medio vacío.  Por un lado se entiende que es cierto sentido hace invisible a la mujer, en particular en campos donde tiene poco presencia, como la ciencia o la tecnología, al hablar del científico o el tecnologo. Por otro lado, los pronombres femeninos son enfáticos. Al decir ... nosotras, los científicos ... Es claro que se esta hablando de un grupo de mujeres, mientras que ... nosotros, los científicos ... es ambiguo en este sentido. Esta ambigüedad, ¿es a favor o en contra del hombre o de la mujer? ¿por qué hay que verlo como un conflicto entre sexos?

Se ha llegado a sugerir la creación de nuevos pronombres que no presenten los marcadores de género y sugiere “nosotres” aunque admite que utilizarlo en un discurso fluido seria difícil para el hablante e igual de irritante para el oyente, y aunque no existe una solución no sexista aparente para el uso de los pronombres de la tercera persona del plural, excepto el acuñamiento de nuevos pronombres sin género, la única solución seria utilizar ambos pronombres, lo que resulta en el uso incómodo de él y ella, ellos y ellas . 

Al considerar los términos ocupacionales en español es fácil darse cuenta de que casi todos se marcan genéricamente y parecen agruparse en 3 categorías, primero aquellos términos que tienen formas masculina y femenina idénticas, después los que se marcan gramaticalmente como masculinos y que no tienen una forma femenina correspondiente, y por último los términos que, aunque gramaticalmente ambiguos, se interpretan como masculinos.

Esa percepción de que el idioma español privilegia lo masculino es en parte un malentendido sobre los sustantivo comunes y una confusión del género gramatical con el género biológico o la orientación sexual. Por ejemplo, presidente, indica al o la que preside, sin indicar género, de la misma manera que cantante indica al que canta, la cantanta es simplemente una palabra que no existe. Actualmente se usa la presidenta por ignorancia de como se forma la palabra, pero el uso ha agregado esta forma al diccionario. 

No deben confundirse los términos género y sexo. La clasificación de la clase nominal en masculino, femenino y neutro es engañosa, ya que se trata de una clase a la que pertenece un sustantivo, y para la cual rige o realiza en sí mismo una flexión en algún otro elemento gramatical (en castellano, en determinantes, pronombres y adjetivos; en inglés, solo en pronombres, etc.). 

A veces, se usa la nomenclatura género natural (equivalente al sexo) para contrastar con género gramatical. En la frase Pedro es una visita muy molesta, la palabra visita tiene género gramatical femenino y género natural masculino. El género no está basado en el sexo biológico (extra gramatical), que sería masculino, sino en la clase a la que tal sustantivo pertenece, que es el género femenino. 

El género natural de los objetos inanimados es neutro, pero en castellano su género gramatical debe necesariamente ser masculino o femenino. Es erróneo y debe evitarse el uso de la palabra género (tanto en su significado gramatical, como en su significado sociológico) como sinónimo de sexo, que define una característica biológica de ciertas especies vivas Es verdad que en español el género masculino es la forma no marcada o inclusiva: la frase "los alumnos de esta clase" haría referencia a alumnos de sexo masculino y femenino; el género gramatical femenino es la forma marcada y por tanto resulta exclusiva o excluyente: la frase "las alumnas de esta clase" no haría referencia también a los de sexo masculino, sino solamente a las de sexo femenino. Sin embargo, el género gramatical (o existencia de clases nominales) es una característica arbitraria de los sistemas lingüísticos naturales, un sistema de clasificación nominal que poseen algunas lenguas en que los elementos nominales son clasificados dentro de un número finito de clases, para las cuales generalmente hay reglas de concordancia. 

El género gramatical no corresponde necesariamente con el genero biológico. Por ejemplo, la tortuga se puede referir a un espécimen macho. El género es una propiedad lingüística en un idioma, y no hay una necesidad lógica en su relación al sexo biológico. Aunque en ciertas lenguas (por ejemplo, las indoeuropeas) uno o varios de los géneros se usen mayoritariamente para uno de los sexos biológicos, seguramente en ninguna lengua del mundo para seres sexuados hay relación necesaria entre sexo biológico y el género de la palabra para designar al ser animado. Esto se debe, fundamentalmente, a que no hay correspondencia inmediata necesaria entre los significados de una lengua y la clase de entidades extralingüísticas. En las lenguas indoeuropeas, el número habitual de géneros varía entre dos y tres, normalmente masculino, femenino o neutro, de manera que concierta con una determinada flexión.

La arbitrariedad del genero gramatical resulta evidente para el que tiene que aprender una lengua extranjera como el francés o el alemán. Por ejemplo: el carro, la voiture, das auto.


 

sábado, 12 de septiembre de 2020

El hombre de Neandertal

Tomado de Wikipedia

¿Por qué no hay otras especies inteligentes en el planeta Tierra?

 Un tema bastante controversial, ¿Por qué no existe otra especie inteligente comparable con el homo sapiens sapiens? La controversia empieza desde la definición misma de inteligencia hasta la definición de “especie.” Es un tema emocional porque la respuesta que encontremos tiene connotaciones religiosas e ideológicas que son problemáticas. 

Durante millones y millones de años que ha habido vida en el planeta y había habido una especie que combinara 3 cosas: la capacidad de razonamiento simbólico, la capacidad de crear y manipular herramientas, y la de construir un acerbo colectivo, es decir, una cultura. El Homo Sapiens es único en su capacidad de explotar, contaminar y destruir el medio ambiente pero nuestra supervivencia a largo plazo no esta asegurada, por lo que el concepto de “inteligencia” es obscuro. ¿Realmente somos inteligentes?  Hay una teoría de Terrance McKenna que dice que nuestros ancestros primates al comer hongos empezaron a estimulan el área del cerebro que desencadena la imaginación y la autoconciencia, y de ahí al pensamiento simbólico y la bomba atómica.




El bien conocido caso de los neandertales ilustra el punto. A los neandertales se le consideraba una especia aparte, Homo neanderthalensis, taxonomía todavía reconocida por algunos investigadores, pero ahora por lo menos algunos los consideran una subespecie de sapiens, Homo sapiens neanderthalensis. 

A pesar de las notables diferencias anatómicas, Bernard Grant Campbell lo denominó Homo sapiens neanderthalensis en su obra Quantitative taxonomy and human evolution, publicada en 1963, debido a su elevada capacidad craneal, equivalente a la del humano actual (y muchas veces superior). Su lugar en la clasificación científica ha generado un debate sobre si debe clasificarse como una subespecie de Homo sapiens (Homo sapiens neanderthalensis), o una especie diferente (Homo neanderthalensis). Esta cuestión tiene importancia en el contexto del debate sobre la evolución de Homo sapiens y la validez de las teorías conocidas como poligenismo y la teoría de la Emigración Africana. Los partidarios de la clasificación de los neandertales como subespecie consideran que el tiempo transcurrido una vez que se produjo la bifurcación del último antepasado común del hombre de Neandertal y del humano anatómicamente moderno en dos poblaciones que evolucionaron independientemente debido al aislamiento reproductivo no fue suficiente para que se produjese la especiación, postura sustentada por la evidencia fósil y genética de hibridación entre las dos poblaciones, y concordante con el criterio propuesto por Ernst Mayr para distinguir especies existentes, basado en la capacidad de producción de descendencia viable fértil. En consonancia, desde la publicación de los resultados que confirman la presencia de genes neandertales en humanos modernos, cada vez más expertos utilizan la denominación Homo sapiens neanderthalensis, algunos afirmando que de hecho es la taxonomía correcta o la más aceptada.

La clasificación como especie separada se apoya en las diferencias morfológicas entre neandertales y humanos, significativamente mayores que las variaciones normales entre individuos de la misma especie. Este criterio está más extendido entre los paleontologistas. Por otro lado, la compatibilidad biológica entre neandertales y humanos también se ha cuestionado tras estudios de la distribución de genes neandertales en el genoma nuclear y la ausencia de genoma mitocondrial en los humanos modernos, consistente con el fenómeno de «infertibilidad híbrida» que ocurre en muchos casos de apareamiento de especies normalmente consideradas como separadas. También existe la posibilidad de que los genes arcaicos presentes en los actuales Homo sapiens tengan su origen en los ancestros comunes de humanos y neandertales y que no se haya producido hibridación posterior.

En cualquier caso, el hombre de Neandertal es una especie extinta del género Homo que habitó en Europa, Próximo Oriente, Oriente Medio y Asia Central, hace 230 a 40 mil años, aproximadamente; durante el final del Pleistoceno medio y casi todo el superior. Los estudios paleogenéticos indican un origen común para los humanos modernos y los neandertales, así como hibridaciones entre ambas especies de hominino en, al menos, dos lugares y momentos diferentes: Próximo Oriente y Europa occidental. 

La denominación Homo neanderthalensis fue propuesta en 1864 por el geólogo William King en una conferencia de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, y mencionada en su publicación: «El supuesto hombre fósil del Neanderthal». Neandertal hoy se escribe de dos maneras: la ortografía antigua de la palabra alemana Thal, que significa 'valle', fue cambiada a Tal a principios del siglo XX, pero la primera forma de escribirlo es la que a menudo se utiliza en inglés y siempre en la nomenclatura binominal, mientras que en alemán y español generalmente se usa la forma moderna, que es la recomendada por el Diccionario Panhispánico de Dudas. 

El comienzo de la historia de los neandertales es también el inicio de la paleoantropología. En agosto de 1856 fue descubierto el espécimen que luego sería conocido como Neandertal. El lugar fue la cueva Feldhofer en una zona encañonada del valle del río Düssel, cerca de Düsseldorf, en la Renania del Norte-Westfalia, Alemania, que se llama valle de Neander (en alemán Neandertal), nombrado así en honor del compositor y teólogo Joachim Neander. Mientras Homo sapiens surgió en África hace unos 200 000-180 000 años, desde donde migró hace entre 100 000 y 60 000 años al resto del planeta.

En cualquier caso, han existido otras manifestaciones biológicas con inteligencia equiparable al homo sapiens sapiens. El punto es si ganamos por una inteligencia superior, o por otros factores propios, ambientales, o meramente circunstanciales. Una teoría dice que un punto importantísimo para nuestra supervivencia sobre los neandertales fue nuestra destreza para lanzar cosas (piedras y lanzas). La articulación de la clavícula con el hombro es ligeramente distinta en los neandertales, en consecuencia, el movimiento que hacemos para lanzar una lanza sería muy doloroso para ellos. Por eso es los absorbimos, y no a la inversa.

Además de los neandertales también existieron los denisovanos y otros homínidos, ahora extintos: en parte porque se aparearon con nuestros antepasados y se "diluyeron" entre nuestras poblaciones, en parte porque los que no se diluyeron fueron exterminados. Tanto los neandertales como los devonianos están presentes en el ADN del hombre actual. La mayoría de los humanos actuales, con la excepción de poblaciones que nunca abandonaron África tienen sangre neandertal. Según esta idea, la mayor parte de la humanidad moderna, con la posible excepción de algunos africanos que descienden de humanos que nunca abandonaron África, es en parte neandertal. La evidencia para el cruzamiento proviene en gran parte del estudio de los fósiles que, según algunos científicos, muestran rasgos híbridos de ambas especies. Hay algunas pruebas genéticas que apoyan la teoría del cruzamiento. 

En 2010, un equipo de científicos que comparó un borrador del genoma neandertal con el de los humanos modernos concluyó que la mayoría de los humanos tienen 1 a 3 por ciento de ADN neandertal. En algunas poblaciones locales el porcentaje de ADN neandertal es hasta del 10%. 

La primera oportunidad para el entrecruzamiento humano-neandertal probablemente ocurrió hace unos 60,000 años, es decir coincide con la inmigración global del homo sapiens hacia el mundo desde África. Los genomas de todos los no africanos incluyen porciones que son de neandertal origen, una proporción estimada en 2014 de 1.5 a 2.1%. Este ADN está ausente en los africanos subsaharianos (personas yoruba y sujetos san). Se descubrió que Ötzi el hombre de hielo, la momia conservada más antigua de Europa poseía un porcentaje aún mayor de ancestros neandertales. 

El dos por ciento del ADN neandertal en europeos y asiáticos no es el mismo en todos los europeos y asiáticos: en total, aproximadamente el 20% del genoma neandertal parece sobrevivir en el acervo genético humano moderno. Los estudios genéticos de 2012 parecen sugerir que los humanos modernos pueden haberse apareado con "al menos dos grupos" de humanos arcaicos: neandertales y denisovanos. En 2015, se descubrió que un esqueleto humano anatómicamente moderno de aproximadamente 40,000 años de Peștera cu Oase, Rumania, tiene una proporción mucho mayor de ADN que coincide con el genoma del neandertal que el que se observa en los humanos de hoy, y se estima que esto fue el resultado de una endogamia. Sin embargo, esta población híbrida de Rumania no parece haber hecho una contribución sustancial a los genomas de los europeos posteriores. 

Si bien un ADN nuclear humano moderno se ha vinculado a los neandertales extintos, no se ha detectado ningún ADN mitocondrial de origen neandertal, que en los primates siempre se transmite maternalmente. Esta observación ha llevado a la hipótesis de que mientras que los humanos hembras que se cruzan con neandertales masculinos podían generar descendientes fértiles, la progenie de los neandertales femeninos que se apareaban con humanos masculinos eran raros, ausentes o estériles. Aunque es un caso abierto, la discusión sobre el rol de los neandertales en la historia humana está teñida de consideraciones, aparentemente subconscientes, de carácter ideológico y chauvinista. 

Se desconocen las causas exactas de la extinción del neandertal. Las hipótesis consideradas guardan relación con la expansión del Homo sapiens en Eurasia, así como por los cambios climáticos. Además, hay una teoría sobre una erupción volcánica, concretamente de los Campos Flégreos, pues investigaciones datan sobre una erupción hace 39 000 años aproximadamente. 

Los neandertales eran omnívoros y explotaban una amplia variedad de alimentos pesqueros, mariscos, vegetales, etc. 

Anatómicamente, los neandertales eran más robustos que el humano moderno, con un tórax y cadera anchos y extremidades cortas. El cráneo se caracteriza por su doble arco superciliar, frente huidiza, la ausencia de mentón y una capacidad craneal media más grande que la de Homo sapiens sapiens. Los estudios anatómicos y genéticos señalan la posibilidad de que tuvieran un lenguaje articulado. 

El tipo de herramientas líticas que se han encontrado, y a las que se les asocia, se adscriben a la denominada cultura Musteriense, característica del Paleolítico medio. En los últimos años de existencia de los neandertales, aparecen en el registro arqueológico herramientas diferentes que se incluyen en la cultura Châtelperroniense, que algunos autores atribuyen al Homo sapiens. 

El neandertal tenía una capacidad craneal superior al homo sapiens, lo que implica una capacidad cognitiva por lo menos comparable al homo sapiens sapiens, por lo que  hay dos posibilidades sobre la hegemonía del sapiens sobre el Neandertal. Una es que la situación climática puso en ventaja a las poblaciones del norte de África para una segunda oleada migratoria, otra, tal vez complementaria, es que el homo sapiens es mucho más agresivo y capaz en el genocidio y la limpieza étnica. 

Se ha estimado que la población de neandertales fue más o menos constante durante los 200 000 años que existieron y de tan solo unos 7000 individuos en todo el continente europeo. La época de apogeo se produjo hace unos 100 000 años (con base en las pruebas aportadas por los instrumentos líticos), momento en el cual alcanzaron una distribución que cubría la mayor parte de Europa, Oriente Medio, la zona oeste de las llanuras de Asia central, e incluso pudiendo haber llegado hasta las costas del Pacífico. Tras este periodo de esplendor comenzó su lento declive, el cual fue acelerado con la llegada del Homo sapiens a Europa.

El momento preciso de su extinción ha sido motivo de debate. En 2014, Thomas Higham, de la Universidad de Oxford, estableció que los últimos restos neandertales en Europa eran datables por radiocarbono entre los 41 000 y los 39 000 años, coincidiendo con el inicio de un período de bajada de las temperaturas en el continente europeo, 5000 años después de que Homo sapiens iniciara su presencia en el mismo continente.

Recientes investigaciones abren la posibilidad de presencia de neandertales mucho más al norte del área de distribución habitual, como en la localidad rusa subártica de Byzovaya, en la que se han encontrado restos arqueológicos musterienses (Paleolítico Medio) datados entre hace 34 000 y 31 000 años. Se trataría de uno de los yacimientos neandertales más tardíos, cuando casi toda Europa estaba ya ocupada por las culturas del Paleolítico superior (Homo sapiens).

Los últimos reductos de neandertales, datados en unos 28 000 años, se encontraron en el sur de la península ibérica (España y Portugal),1319 aunque las últimas dataciones con ultrafiltración y otras técnicas adelantan muchas de esas fechas al menos 10 000 años, proponiendo como fecha de extinción del neandertal hace entre 41 000 y 39 000 años.

Se han propuesto muchas explicaciones para la extinción de los neandertales, en relación o no con la expansión de los cromañones, con los que convivieron en Europa en los últimos milenios de su vida como especie. El paleobotánico José Carrión, de la Universidad de Murcia, propone una tesis de extinción por cambio ambiental ligado a los cambios climáticos. El neandertal es un animal meridional, de bosque abierto o sabana (árboles grandes, arbolitos sueltos y hierba), no es un hombre de estepa. Siempre los han pintado en el norte de Europa, pero ellos se iban al norte cuando hacía calor; en los periodos glaciales estaban en el sur de España, el sur de Italia y la península grecobalcánica. Por su tecnología, posiblemente cazaban en grupos pequeños y al acecho, escondiéndose detrás de árboles y arbustos. Y ocurre algo inesperado: el paisaje se hace entonces muy abierto, muy estepario, con pocos arbustos, y el tipo de animales cambia. Pasa de una gran diversidad de fauna a otra menor pero muy grande: mamuts, bisontes, renos... animales que hay que cazar de otra manera, con proyectil o lanzando piedras a distancia. Y sus herramientas de caza son más pequeñas y lanzables, no pesan. La mejor tecnología para esa caza la tiene nuestra especie, los sapiens que vienen de la estepa asiática perfectamente adaptados. Pero todavía sobrevivió miles de años.

La rápida desaparición de los neandertales tras la irrupción del Homo sapiens sapiens en Europa sugiere que estos últimos estuvieron relacionados con la desaparición de los neandertales. Algunas de las hipótesis son: H. s. sapiens compitió intensamente con ellos por recursos; los mataron y exterminaron en combate; los contagiaron de enfermedades para las cuales carecían de defensa, los neandertales no soportaron determinados cambios climáticos o ambientales; se cruzaron H. s. sapiens y neandertales y estos asimilados por la nueva especie. La hipótesis de extinción por la rigurosidad de la última gran glaciación parece descartada, ya que los neandertales habrían estado muy bien adaptados al clima glacial. Por otra parte, la hipótesis de mixogénesis o hibridación Homo sapiens sapiens/Homo sapiens neanderthalensis resulta, por los mapeos de secuencias de ADN, bastante probable, habiéndose encontrado restos (niño de Lapedo) que parecen ser de un ejemplar híbrido. Sin embargo, también es posible que los neandertales se hubieran extinguido al no poder competir por los recursos con los H. sapiens sapiens, que eran diez veces más numerosos, y verse desplazados a regiones donde la comida y el cobijo eran más difíciles de encontrar. 

Un estudio publicado en el American Journal of Physical Anthropology sugiere que los neandertales podrían haberse extinguido a causa de las enfermedades tropicales transmitidas por seres humanos que emigraron de África. Otra teoría vincula la desaparición de los neandertales a una erupción del supervolcán de los Campos Flégreos (Nápoles, Italia) ocurrida hace unos 39 000 años, que dejó una nube de ceniza que se esparció por casi toda Europa y parte de Eurasia; las zonas menos afectadas habrían sido las de Europa occidental, precisamente donde hay indicios de las últimas poblaciones de esta especie.

A diferencia de en los simios y otros mamíferos la laringe humana ocupa una posición baja, que nos permite el desarrollo del lenguaje. Por otro lado, en el ADN obtenido de restos neandertales se ha encontrado una variante del gen FoxP2 relacionado con el habla en H. s. sapiens, lo cual implica que, desde el punto de vista genético, estaban capacitados para el lenguaje. Además, en los últimos años se han encontrado algunos hioides atribuidos a neandertal cuyo estudio, además de señalar su similitud con el nuestro, indican que esta especie tuvo la capacidad de desarrollar un lenguaje complejo. Actualmente la cuestión acerca de qué forma de comunicación manejaban los neandertales, si un lenguaje relativamente similar al moderno (con estructura compositiva y reglas gramaticales, de modo que un número limitado de palabras se combina para crear un número ilimitado de frases posibles) o algunas formas menos desarrolladas y, en cierto sentido, más próximas al sistema de comunicación de los simios, presenta una gran polémica entre los investigadores, que presentan numerosas pruebas que favorecen una u otra postura. Entre los autores que consideran que los neandertales no usaban un lenguaje como tal está el arqueólogo Steven Mithen, de la Universidad de Reading, que defiende la teoría de que tenían un sistema de comunicación «Hmmmm» (es decir, holístico, manipulador, multimodal, musical y mimético). Una de las bases para esta teoría es el hecho de que, a diferencia del resto de primates, los humanos modernos presentamos un descenso de la laringe durante nuestra infancia, haciendo que esta termine confluyendo con la faringe y permite que a nuestra especie modular una amplia gama de sonidos. Este descenso de la laringe queda reflejado en la anatomía de la base del cráneo, que a diferencia de nuestros parientes hominoideos forma un ángulo recto; dado que los restos de neandertal no muestran este rasgo esto parece indicar que estos todavía no habían sufrido el descenso de la laringe que les permitiese realizar un lenguaje articulado.

Los genomas de Homo sapiens sapiens y Homo sapiens neanderthalensis tienen prácticamente el mismo tamaño y coinciden en un 99,7 %, comparando el orden exacto de las bases nitrogenadas en la doble cadena de nucleótidos.8081 Sin tener en cuenta dicho orden, son idénticos en un 99,84 %.82 Se han encontrado un número bajo de sustituciones, inserciones y deleciones, que afectan solamente a 87 genes. Además, también se ha estudiado la existencia de regiones afectadas por selección positiva entre humanos y neandertales, es decir, que se han cambiado y fijado rápidamente, y se han mantenido; encontrándose 63 regiones, las cuales contienen 112 genes.

El grado de diferencia filogenética entre los neandertales y los humanos modernos confirma que los primeros no eran antepasados directos de H. sapiens sapiens, sino que ambas especies tenían antepasados comunes, que de acuerdo con los cálculos realizados en las diferentes investigaciones habría vivido entre hace 706 000 años y 516 000 años. Análisis de ADN mitocondrial neandertal en 1999 (Rusia), 2000 (Croacia) y otros concluyen que no existe ninguna evidencia de contribución neandertal en el acervo genético mitocondrial de la actual población humana. Suponiendo que la antigüedad del ancestro común más reciente humano-chimpancé es de 4-5 millones de años, el ADN mitocondrial revela que la antigüedad del ancestro sapiens-neandertal sería de 550-690 mil años.

En octubre de 2014 se secuenció el genoma completo de un individuo moderno, conocido como el hombre de Ust’-Ishim, que murió hace 45 000 años en la actual Siberia y que poseía un 21 % de ADN neandertal; de acuerdo con la distribución de genes neandertales en este espécimen, se calcula que la hibridación tuvo lugar hace 50 ó 60 mil años. También se ha hallado un fósil de un posible híbrido: el llamado Niño de Lapedo. Se calcula en un 20 % la cantidad total del genoma neandertal que ha sobrevivido en humanos modernos. Este porcentaje es mucho mayor si se examinan solo ciertos genes presentes en la población humana actual ajena a África, como los de la piel y el pelo y los implicados en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y la cirrosis biliar. En el caso de los genes involucrados en la pigmentación de la piel, el aporte neandertal alcanza una frecuencia de hasta un 70 % en europeos, y se considera probable que estos genes confirieran a los humanos modernos provenientes de África una mejor adaptación a las condiciones en latitudes altas, lo que explicaría su permanencia y expansión en el genoma por selección natural.

En otro estudio publicado en Science se demostró que algunas secuencias genéticas provenientes de los neandertales aumentan el riesgo para desarrollar depresión, adicción al tabaco, problemas de coagulación, y lesiones pre-cancerígenas de la piel.

Por otro lado, también se ha hallado que otros genes neandertales han sufrido una selección negativa. Por ejemplo, la contribución genética neandertal es muy baja en ciertas regiones del cromosoma X, así como genes expresados en los testículos. Esta distribución sugiere que los alelos neandertales causaban infertilidad masculina.

David Reich, coautor del estudio interpreta los resultados como evidencia de que los humanos y neandertales eran casi «biológicamente incompatibles». Paul Mason y Roger Short proponen tres posibles explicaciones: 
  • El genoma mitocondrial presentaba mutaciones que causaron la extinción de los individuos que lo heredaban. 
  • Los descendientes híbridos de madres neandertales se incorporaron a los grupos neandertales y se extinguieron con ellos. 
  • La descendencia de madre neandertal y padre sapiens era estéril, algo que se ha observado en otros casos de hibridación entre especies.

La estructura social de los neandertales era similar a las modernas sociedades de cazadores recolectores del Homo sapiens. Mostraron así estar unidos por lazos emocionales y poseer capacidades tales como el altruismo, dado que cuidaron de individuos débiles o enfermos que de otro modo no habrían logrado sobrevivir. Sin embargo se cree que, con base en el reducido tamaño de los grupos y el estilo de vida nómada, los neandertales sentían poca predilección por confraternizar con los grupos ajenos, concentrando las interacciones sociales en torno a los individuos del clan. Incluso se han hallado restos que apuntan a una división del trabajo con base en el sexo del individuo.

La idea tradicional postula que los niños de esta especie recibían una menor atención por parte de los adultos en comparación al humano moderno, viendo la infancia neandertal como especialmente dura, difícil y peligrosa; diversos fósiles de individuos jóvenes muestran existencia de huesos con signos de enfermedades y heridas sin curar durante meses, incluso años. Sin embargo un estudio conjunto de 2014 entre investigadores del Centro de Paleoecología Humana y Origen Evolutivo y del departamento de Arqueología de la Universidad de York llevaron a cabo un estudio en el cual sugieren que los jóvenes neandertales tenían una mayor integración dentro del grupo, y por tanto se les brindaba mayor protección de la propuesta anteriormente. Estos individuos muestran un mayor simbolismo que entre los adultos, incluyendo el mayor grado de elaboración de sus tumbas. De este modo la aparente falta de atención en la infancia realmente mostraría las consecuencias de vivir en un entorno hostil.

La cultura material que se asocia a los neandertales se conoce como cultura Musteriense, así llamada por haber sido encontrada por primera vez en el yacimiento arqueológico Le Moustier, en Francia. La cultura musteriense está caracterizada por la técnica de talla Levallois, en el cual el núcleo de piedra se preparaba para ir extrayendo lascas preconcebidas por el tallador, que posteriormente serían retocadas para adecuarse a distintos usos. Estas herramientas fueron producidas usando martillos de percusión blandos, de hueso o madera. En los últimos tiempos de los neandertales aparece en el registro arqueológico el estilo Châtelperroniense, considerado como más «avanzado» que el musteriense. En el siglo XX se asociaba el Châtelperroniense al Homo sapiens, pero en la actualidad muchos investigadores consideran esta cultura como de transición hacia el Paleolítico superior y probablemente propia de los neandertales.

También se sabe que los neandertales enmangaron soportes líticos utilizando brea de abedul. Con este propósito, extrajeron brea de la corteza de abedul desde hace unos 200.000 años. Un estudio de 2019 mostró que la producción de brea de abedul puede ser un proceso bastante simple, utilizando fuegos domésticos al aire libre.

Los asentamientos neandertales muestran una estructura compleja, con lugares destinados a usos muy específicos (lugares de vida en común, zonas de dormitorio, etc.), los cuales se estructuraban en torno a una hoguera. Esta estructura se debe a que esta especie situó el fuego como centro de una gran parte de sus actividades domésticas, desde el asado y cocción de los alimentos hasta el aprovechamiento de la luz y el calor generados para dar forma a sus instrumentos. Gracias a esta información se ha podido deducir el número de integrantes que formaban los grupos. Lo más habitual es encontrar grupos reducidos de entre 5 y 15 individuos probablemente emparentados entre sí (pudiendo llegar en ocasiones a la consanguinidad) que se desplazaban con frecuencia a lo largo de su territorio. Sin embargo esto no excluye que en momentos puntuales (como épocas de mayor abundancia o durante las migraciones animales) estos grupos pudiesen unirse, formando comunidades más grandes. 

Muchos de los restos óseos neandertales presentan marcas de corte y de desarticulación realizadas con herramientas de piedra, así como alteraciones del canal medular para la obtención de médula. Las explicaciones que se han dado para cada yacimiento son diferentes. Por ejemplo, en Goyet se habla de canibalismo gastronómico, que es aquella modalidad en la que la carne humana se incluye en la dieta como un hábito alimentario más y no necesariamente revestido de ritualidad o sacralidad. Las dataciones de los yacimientos demuestra que fue una práctica recurrente entre los neandertales. Los yacimientos mencionados están uno en Francia y el otro en Croacia; el primero está datado en 100 000 años y el segundo en 30 000. También se han encontrado evidencias de canibalismo ritual en El Sidrón (España), en Combe Grenal (Francia), en Krapina (Croacia) y en la cueva de Guattari (Italia). Sin embargo, en este último caso los estudios tafonómicos han determinado que el ensanchamiento del foramen magno no se debe a un origen humano intencionado sino a uno animal.

La producción artística de los neandertales es un gran debate de la Paleoantropología y la Prehistoria. En la actualidad, existen tres puntos de vista: el hasta ahora existente, que niega capacidades artísticas al neandertal, otro que sostiene que solo los neandertales tardíos del Chatelperroniense produjeron arte, y finalmente, la opinión de que sí existió arte en el Musteriense, es decir, en prácticamente toda la existencia neandertal. Si los neandertales realizaron manifestaciones artísticas en materiales perecederos, como pieles o madera, estas se perdieron. En huesos se han observado trazos abstractos, marcas paralelas y en zig zag, de las que no se sabe si fueron realizadas por neandertales o humanos modernos, aunque la tesis predominante es que son simples marcas hechas en el descarnado o la alimentación, o mordeduras de carnívoros o roedores. Para algunos especialistas son las primeras manifestaciones de pensamiento simbólico, una especie de proto arte. 

Varias de las pruebas que se interpretan como muestra de un pensamiento moderno sonː 
  • Imagen de garras de águila de cola blanca encontradas en un yacimiento neandertal, en la actual Croacia, que data de hace aproximadamente 130 000 años, y puede ser parte de un conjunto de joyas. 
  • En diversos yacimientos se han encontrado conchas de moluscos y garras de distintas aves, junto con plumas de varias rapaces y córvidos, que parecen haber sido utilizados en colgantes y otro tipo de ornamentación, o incluso como señal de identidad entre distintos grupos.
  • Se han encontrado un número creciente de enterramientos neandertales desde que hace aproximadamente 100.000 años estos comenzaran a desarrollar este comportamiento. Estos enterramientos muestran que muchos de los individuos fueron enterrados en posición fetal, e incluso se ha debatido con la posible presencia de ajuares y objetos simbólicos junto a los cuerpos (como flores y otros vegetales y ofrendas de origen animal). Sin embargo, dado que las primeras tumbas aparecen en el Próximo Oriente, se debate la posibilidad de que este comportamiento haya tenido su origen en un intercambio cultural temprano con los sapiens.
  • Se han encontrado conchas pigmentadas en las cueva de los Aviones y cueva Antón, Murcia (España), las cuales se han sugerido como contenedores de maquillaje hechos por neandertales.
  • En la cueva de Gorham (Gibraltar) se hallaron en 2012 una serie de rasguños en la pared por debajo de un estrato con presencia neandertal, que algunos han interpretado polémicamente como arte. Además, en la cueva de Bruniquel se han encontrado dos estructuras circulares, hechas con fragmentos de estalactitas y estalagmitas, cuyos descubridores afirman, debido a la profundidad respecto a la entrada y la antigüedad de estas estructuras, su construcción habría requerido iluminación artificial y que las estructuras habían sido hechas por los primeros neandertales, los únicos humanos en Europa en este momento.
  • Una pieza del Musteriense polémica es la Venus de Berejat Ram, figura antromorfa realizada a base de incisiones, de la que se desconoce si en realidad es una estatuilla o una herramienta construida con fines utilitarios.
  • La datación radiométrica de algunas pinturas rupestres de Europa han dado una antigüedad anterior a la época de colonización europea de Homo sapiens. La primera de ellas es la cueva de Nerja la cual, según estudios de 2012, alberga las que podrían ser las pinturas más antiguas de la humanidad.122. Otro estudio realizado en junio de 2012, publicó los resultados de una investigación científica llevada a cabo por investigadores británicos, portugueses y españoles, bajo la dirección de Alistair Pike, del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, según la cual algunas pinturas de las cuevas del norte de España, Altamira, El Castillo, Tito Bustillo, entre otras, tendrían una datación de por lo menos 40 800 años. Aparte de convertirlas en la manifestación pictórica más antigua de la humanidad (existen grabados más antiguos en África), también abre la posibilidad, según los antropólogos, de considerar seriamente que sus autores fueran neandertales.
En 2018 se corroboró finalmente la capacidad artística del neandertal, tras la datación de diversos restos hallados en varias cuevas españolas. Estas primeras manifestaciones artísticas proceden de hace unos 65 000 años, tal como se constata por los vestigios de las cuevas de Maltravieso (Cáceres), Ardales (Málaga) y La Pasiega (Cantabria). Estas pruebas confirmarían que los neandertales tuvieron «lenguaje, cognición avanzada y pensamiento simbólico», según el arqueólogo portugués João Zilhão.

¿Por qué la agricultura existe hace solo 10,000 años, mientras que nuestra especie existe por más de 100,000 años? 

Porque las condiciones climáticas del Holoceno son esenciales para la agricultura. El holoceno empezó hace unos 12000 años, al terminar el Dryas Reciente, perteneciente a la última glaciación. Es importante entender que la raza humana no es omnipotente y depende de condiciones ambientales adecuadas para existir, independientemente de la capacidad científica y tecnológica.