domingo, 4 de agosto de 2019

El mito de la huida de Quetzalcóatl a Tlillan Tlapallan

El acervo mitológico mesoamericano se puede interpretar a nivel simbólico o como una alegoría o la explicación del movimiento de los planetas.  Al difundirse por mesoamérica, todos estos niveles significativos se mezclaron y entrelazaron unos con otros. Por esto no es fácil su interpretación.

Tlillan-Tlapallan «Lugar del negro y el rojo» es un lugar legendario, donde Quetzalcóatl llegó en vuelo desde Tollan con el fin de quemarse y transformarse en la Estrella de la Mañana (Venus).
Esta historia se cuenta en un manuscrito del siglo XVI (el Códice Chimalpopoca) que contiene los Anales de Cuautitlán. Esta leyenda también es descrita por Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de la Nueva España. El nombre Tlillan-Tlapallan se ha interpretado como una referencia a la escritura y los libros.

Quetzalcóatl simbolizaba la INTELIGENCIA, la capacidad creadora benéfica del ser humano. Quetzalcóatl no era una simple serpiente que se arrastraban por los suelos, únicamente en pos de alimento y placer. Quetzalcóatl poseía la orla de la elevación sobre la bestialidad. Lo adornaba el plumaje de la altura cósmica. Era una SERPIENTE EMPLUMADA: Era el vencedor de su naturaleza instintiva, engrandecido por su sabiduría creadora. Este mito se puede resumir de la manera siguiente:

Quetzalcóatl reinó en Tula por muchos años, reformó la religión y fue estimado y tenido por dios.

Al envejecer, Quetzalcóatl tuvo que salir de Tula a causa de Tezcatlipoca. En unas versiones Quetzalcóatl decide irse, en otras es forzado.

Quetzalcóatl se dirigió hacia Tlillan Tlapallan, donde fue incinerado  y su alma se convirtió en estrella o cometa. En la versión de Sahagún, caminó hasta que llegó al mar, donde hizo una balsa y salió navegando al Tlapallan. Cuando se fue Quetzalcóatl todos sufrían, muchos lloraban. No querían que se fuera. Algunos decidieron seguirlo. Había tornado el camino que conduce al mar. Y hasta allí, pocos lo alcanzaron.

-¡Quetzalcóatl! ¿Por qué abandonas a tu pueblo?

-Voy a donde abunda la tierra de colores, a Tlapalan, a donde me llama el sol.

-¡Déjanos un poco más, tan siquiera, de tu sabiduría para emplumarnos y poder elevarnos como tú!

Y Quetzalcóatl contesto al mismo tiempo que llegaba a la orilla del mar y subía a una balsa formada de culebras emplumadas.

-He aquí como llegar a la sabiduría.

Y Quetzalcóatl, al borde del luminoso océano, tomó sus aderezos y se los fue revistiendo: su atavío de plumas de quetzal, su máscara de turquesas, y cuando estuvo aderezado, se prendió fuego y se convirtió en un esplendor infinito. Y es fama que cuando ardía, cuando iban a alzarse sus cenizas, vinieron a contemplarlo todas las aves preciosas de bello plumaje que conocen el cielo: la roja guacamaya, el azulejo, el tordo fino, el resplandeciente pájaro blanco...

Cuando ya no ardían sus cenizas, el corazón de Quetzalcóatl, transformado en azules luces inmensas, se instaló en el universo.

Como vemos, en este mito se habla directamente de la conversión de Quetzalcóatl en estrella o en el planeta Venus. Esta asociación parece ser muy probable. El país Tlillan Tlapallan ("lugar del negro y rojo") está en dirección del Este; Quetzalcóatl dice que va en dirección del Sol, al Tlapallan. Se dice que este lugar se hallaba en la costa del mar (al oriente). Los Anales hablan directamente de la estrella matutina y otras fuentes dicen una estrella o cometa, pero que tras ellos "se ha visto seguir pestilencias en los indios, y otras calamidades".

Por último, hay que apuntar que, según Sahagún, Quetzalcóatl caminando hacia el Sol, desapareció del mundo porque bajó al Mictlancalco (que quiere decir "el lugar de la casa de los muertos") y que denota el país de los muertos. Los Anales dicen que después de quemarse, el dios desapareció por 8 días (estuvo 4 días entre los muertos y "en 4 días se proveyó de flechas").

El relato de la huida de Quetzalcóatl a Tlillan Tlapallan ha sido generalmente percibido, desde una perspectiva histórica, como la destrucción y el abandono de Tollan, debido a la decadencia de los toltecas. Simbólicamente, la huida habría tenido lugar en el inframundo y la gesta del rey-sacerdote correspondería a su vejez, a su muerte como Sol, y a su renacer como estrella de la mañana. Asimismo, el mito habría fundamentado el protocolo ritual que regía las exequias de los gobernantes toltecas, mismo que heredarían los pueblos de Anáhuac. En el mundo náhuatl prehispánico la relación teocrática que existía entre el rey y el Sol, entre el mando terrenal y el mando celestial, parece haber generado paradigmas culturales que regían la vida y la muerte del máximo gobernante. Como Sol que era, el tlahtoani declinaba pasando el medio día, envejecía y moría en el poniente de su recorrido existencial. La senilidad del rey-Sol ponía en peligro la vitalidad de la nación que encabezaba y representaba, por lo que los toltecas, según Alva Ixtlilxóchitl, habían decretado que el rey no podía reinar (¿o vivir?) más de 52 años y que, llegando a este término, tenía que morir.

La huida de Quetzalcóatl, rey de Tollan y Sol poniente, correspondería a una toma de conciencia de su decrepitud, a su muerte, y a un periplo en el inframundo, hacia su renacer. En este contexto, el mito plantea el problema que representa la senectud del rey tolteca, justifica su muerte, describe su recorrido dentro del inframundo, la culminación que representa su incineración en Tlillan Tlapallan, Tlatlayan, su renacer como estrella de la mañana, así como la mimesis ritual, la cual fundamenta, según lo muestra el análisis, el protocolo ritual que se siguió después en las exequias de los señores mexicas.

Los reyes toltecas Chalchiuhtlanextzin, Ixtlilcuechahua, Huetzin, Totépeuh y Nacázxoc murieron después de haber reinado 52 años y es probable que no se trate solo de una coincidencia míticamente significativa, sino que la muerte infligida (otorgada) al rey envejecido era ritual. Al pasar de un ámbito narrativo épico a una liturgia teatro-ritual, esta gesta mortuoria fue conocida como la “ley de Topiltzin”.

El mito referido en el Códice Florentino bajo el título “De la huida de Quetzalcóatl”, del que existen múltiples variantes verbales y pictográficas, parece haber definido las distintas fases del ritual mediante secuencias narrativas que le conferían un sentido cosmológico. Este mito ha sido generalmente considerado desde un punto de vista histórico-geográfico como la huida real de Ce Ácatl Quetzalcóatl, su paso por Cholula y su llegada a la costa del Golfo de México.

Ximiximati, “conócete (a ti mismo)”. La toma de conciencia del rey está mitológicamente expresada mediante la secuencia en la que Tezcatlipoca le “da su cuerpo”, es decir, le presenta el espejo en el que se mira y constata la degradación fisiológica de su cuerpo envejecido: Al darle el espejo Tezcatlipoca, le dice: ximiximati, “conócete a ti mismo”. Conocerse es, en este contexto, más allá de la vejez, tomar conciencia de la finitud de la existencia, de la mortalidad del ser y de la necesidad de partir, es decir, de morir. En la versión del Códice Florentino, Quetzalcóatl describe el estado físico en que se encuentra: Ca cenca novian ninococova acan veli in nomac, in nocxic, vel çoçotlaoa in nonacaio, iuhqui ciciotomi “Por todas partes me duele. Ya no puedo mover mis manos, mis pies. Está agotado mi cuerpo, como que se desbarata”.

La necesidad de irse. Ya viejo, Quetzalcóatl tiene que dejar el poder, tiene que morir. Irá a Tlillan, Tlapallan, Tlatlayan donde aguarda un anciano. Ce tlacatl vmpa tlapia, ie vevetlacatl. Anmononotzazque, auh in iquac tioalmocuepaz, oc ceppa tipiltontli timuchioaz  “Un señor aguarda allá, un señor viejo. Ustedes conversarán y cuando regreses otra vez te volverás un niño”. En nuestra perspectiva hermenéutica, el señor viejo con el que “conversará” Quetzalcóatl es Huehuetéotl, el dios del fuego, o sea la pira funeraria, tlatlayan, donde arderá el cadáver del rey. Después de la incineración de su cuerpo, “se volverá un niño”.

“La negrura” parece haber formado parte de un núcleo conceptual amplio dentro de la religión mesoamericana.  Tlillan, “Lugar de la negrura”.

Una variante notable en el paisaje son los sitios de carácter acuático, que son también una manifestación de lo oscuro. La combinación de agua y negrura hace referencia a los tiempos primordiales y la gestación. en varias partes del mundo prehispánico existían centros ceremoniales —paisajes artificiales— conocidos como “Templos Negros”. Compartían una serie de connotaciones simbólicas asociadas, por una parte, al cielo nocturno, y, por otra, a la esfera terrestre y al inframundo. Lejos de ser un concepto espacial bien demarcado, el ámbito de Tlillan se traslapa con el del Mictlan, el “Inframundo”, y el Tlalocan, el “Lugar de Tláloc.”

Tlillan tlapalan, la tinta negra, la tinta roja, el negro, el rojo, la muerte, la vida, la obscuridad, la luz. La dualidad esencial de la vida y la sabiduría, el bien y el mal, dos caras de la misma moneda.

http://raices.com.mx/tienda/revistas-tlaxcala-AM139
Teotihuacan: Quetzalcoatl y su interpretación astronómica


Referencias


IWANISZEWSKI, S. (n.d.). LA INTERPRETACIÓN ASTRONÓMICA DE LOS MITOS. Consultado Agosto 4, 2019,  bibliotecadigital.ilce.edu.mx: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/04/html/sec_8.html

Johansson, P. (2019, Agosto 2). VEJEZ, MUERTE Y RENACER DE CE ÁCATL TOPILTZIN QUETZALCÓATL.  Arqueología mexicana: https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/vejez-muerte-y-renacer-de-ce-acatl-topiltzin-quetzalcoatl-0

Sahagun, B. d. (2010). Historia general de las cosas de la Nueva España . México: Porrúa.  https://amzn.to/2YnIixn

superleyendas. (2015, Septiembre 16). Serpiente Emplumada.  Leyendas del mundo: http://www.leyendasdelmundo.com/tag/tlapalan/

weber.ucsd.edu. (n.d.). Quetzalcoatl. Agosto 3, 2019, weber.ucsd.edu: http://weber.ucsd.edu/~anthclub/quetzalcoatl/que.htm

Wikipedia. (2019, Mayo 8 ). Codex Chimalpopoca.  Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Codex_Chimalpopoca

www.historicas.unam.mx. (n.d.). Tlillan o el “Lugar de la negrura”, un espacio sagrado del paisaje. Consultado Agosto 4, 2019,  www.historicas.unam.mx: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn51/1017.pdf

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