lunes, 24 de marzo de 2025

Samsara

 Las coincidencias entre el estoicismo y el budismo reflejan una intuición universal sobre la naturaleza del sufrimiento y la liberación a través del autodominio y la sabiduría. El cristianismo místico, aunque con un marco teológico distinto, converge en la búsqueda de la trascendencia y la paz interior. El debate sobre si las coincidencias entre el estoicismo, el budismo y el cristianismo místico se deben a: Una tradición común milenaria (difusión cultural); Contactos históricos entre filósofos;  o Descubrimientos independientes de verdades universales, está aún abierto. Cada hipótesis tiene argumentos sólidos, y lo más probable es que sea una combinación de factores.

Algunos estudiosos (como Thomas McEvilley en The Shape of Ancient Thought) argumentan que hubo intercambios culturales entre Grecia y la India, especialmente después de las conquistas de Alejandro Magno (siglo IV a.C.), que llevaron a contactos entre griegos y sabios indios (gimnosofistas).

Autores como Carl Jung (con su teoría de los arquetipos) o Aldous Huxley (en La filosofía perenne) defendieron que ciertas verdades espirituales son intrínsecas a la condición humana y, por tanto, pueden ser redescubiertas en distintas culturas.

El cristianismo primitivo tuvo contactos con: El estoicismo (San Pablo citó a poetas estoicos en Hechos 17:28; los Padres de la Iglesia, como Clemente de Alejandría, integran ideas estoicas); El misticismo oriental (a través del gnosticismo y el monacato, que algunos vinculan con influencias indias indirectas). Pero también desarrolló su propia espiritualidad, como: La kenosis (vaciamiento del ego, en Filipenses 2:5-8), comparable al nirvana budista; La oración contemplativa (hesicasmo), que busca la quietud mental, similar a la meditación budista.

La ambigüedad inherente a los conceptos abstractos entre estoicismo, budismo y cristianismo, y su dependencia de marcos culturales, lingüísticos y contextuales explica por qué los debates sobre el origen o las similitudes entre estas corrientes filosóficas nunca se cierran del todo

Tomemos como ejemplo la idea de aceptar la realidad expresada en la "Oración de la Serenidad."  La famosa "Oración de la Serenidad" en español suele citarse así:

"Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo,
y la sabiduría para distinguir la diferencia."

 El texto proviene del teólogo Reinhold Niebuhr (1892–1971), quien la escribió alrededor de 1932–1933La oración se popularizó a través de Alcohólicos Anónimos (AA), que la adoptó en 1941 como parte de su programa de recuperación. Aunque Niebuhr era cristiano, la idea central refleja principios estoicos como: Aceptación (ej. Epicteto: "No pretendas que las cosas ocurran como quieres, si no quiere que ocurran como ocurren"); Enfoque en lo que depende de nosotros (la "dicotomía de control" estoica). Algunos vinculan la oración con fuentes clásicas, como una oración atribuida a Cicerón (siglo I a.C.):

"Oh Dios, dame fuerzas para cambiar lo que puede ser cambiado, paciencia para aceptar lo que no puede ser cambiado, y sabiduría para conocer la diferencia".

 Sin embargo, no hay evidencia directa de que Niebuhr la tomara de allí. Es posible que Niebuhr se basará en ideas circulantes en la teología protestante alemana, como: "Gelassenheit" (término alemán usado por Lutero y los místicos renanos): Significa "abandono sereno" a la voluntad divina, similar al primer verso de la oración; La ética kantiana: La distinción entre lo "posible" y lo "necesario" podría reflejarse en la sabiduría para "distinguir la diferencia".

La primera aparición documentada está en un sermón de Niebuhr en Heath, Massachusetts (EE.UU.), y luego en una columna en The New York Times (1944). Su redacción exacta era:

"Father, give us courage to change what must be altered, serenity to accept what cannot be helped, and the insight to know the one from the other."

La versión de Alcohólicos Anónimos (1941) la simplificó a la forma actual:

"God, grant me the serenity to accept the things I cannot change, courage to change the things I can, and wisdom to know the difference."

La diferencia fundamental entre el original y la versión de Alcohólicos anónimos es que la versión AA es individual para enfatizar el compromiso personal.

Como el concepto abstracto de la ecuanimidad es un enigma insondable lo voy a relacionar con mi experiencia personal de la relación padre-progenie, no desde el punto de vista de un maestro místico o de un filósofo, pero desde el punto de vista de la vida imperfecta de un hombre común.

Hay una conexión de simetrías y antisimetría entre la vida de mi padre y la mía, y a través de mi, de la vida de mi hija. Mi padre fue el menor de una larga lista de hermanos mucho mayores que él. Yo soy el mayor de una larga lista de hermanos, los más chicos mucho menores que yo. Mi hija es hija única. Los hermanos de mi padre fueron abusivos con él, lo que lo marcó y determinó en parte su relación conmigo ya que se proyectaba en mis hermanos menores y a sus hermanos en mi, lo que me dejó marcado y determinó en parte mi relación con mi hija, lo que en budismo se conoce como samsara.

Hay un video en youtube sobre una situación similar, seguramente muy distinta en los detalles, pero ilustrativa del tema de samsara en términos de las relaciones impersonales.

 

 En la sesión de preguntas y respuestas de un seminario budista dirigido por Thich Nhat Hanh un niño le pregunta que hacer con un padre abusivo que no cambia a pesar de esfuerzos por tener una relación pacífica con él. La respuesta del maestro me impactó y trato de tomarla en cuenta.

Thich Nhat Hanh responde con una enseñanza profunda pero práctica, basada en la compasión y el autocuidado. Reconoce que no puedes controlar el comportamiento de tu padre, pero sí tu propia reacción. Insistir en que él cambie puede generar más sufrimiento ya que lo que es externo a nosotros está fuera de nuestro control. Hay que trabaja en proteger nuestra  paz interior porque sino vamos a repetir el patrón de comportamiento con nuestros hijos.

En su respuesta, Thich Nhat Hanh profundiza en la idea del "padre interior" como una poderosa metáfora psicológica y espiritual. Su enfoque se centra en sanar la relación interna. El maestro explica que, a través de la herencia genética y las vivencias compartidas , las emociones y los patrones aprendidos, nuestro padre vive en nosotros (sus palabras, sus heridas, su forma de actuar): "Si tu padre era violento, esa energía violenta también puede estar en ti, incluso si la rechazas".

Thich Nhat Hanh sugiere meditar visualizando al niño herido que tu padre fue (porque los abusadores suelen ser víctimas no sanadas): "Siéntate en silencio, respira y dile a tu padre interior: 'Sé que sufres. Estoy aquí para ti. Juntos podemos encontrar paz'"Al sanar al "padre interior", rompes el ciclo de sufrimientoLas heridas de la vida nos hacen lo que somos, ni inmaculada estrella de luz, ni monstruo oscuro y vil, sino seres normales con claroscuros y remordimientos.  En cualquier caso, siempre podemos ser compasivos con nosotros mismos y con los demás; eso si esta dentro de nuestro control, por lo menos en mayor medida que lo externo.

Cuando mi hija tenía unos cinco años, cierto dia andabamos paseando por  un centro comercial, al salir de una tienda, mi esposa y yo notamos que la niña traía un montón de lápices que había tomado  de un mostrador. De inmediato nos regresamos y oblige a mi hija a devolver los lápices y a que se disculpara. Cuando íbamos ya en el carro de regreso a la casa, mi esposa seguía regañando a la niña, lo que me parecía excesivo e innecesario. La niña era simplemente muy pequeña y aunque lo que había hecho si era inapropiado ya le había quedado claro. Pero en vez de expresar directamente mi parecer, decidí exagerar la situación para obligar a mi esposa a dejar de hostigar a la niña. Pare el carro, y le dije a la niña que se bajara. Para mi horror, mi esposa no dijo nada, se puso a llorar, y la niña abrió la puerta y se bajó del carro sin decir palabra. ¿Qué tan profunda es la herida que provoque? No lo sé, pero a mi, todavia me duele.

Existe una asimetría fundamental en la relación de poder padre-progenie lo que da una carga de responsabilidad al padre que por alguna falla de carácter o de criterio, aunque no necesariamente con mala intención, puede herir a los hijos, a veces incluso sin siquiera percibirlo. Por otro lado, como dice Serrat: nada ni nadie podrá evitar que sufran y ante la incertidumbre de la vida hay que dejar que se equivoquen:

Nada ni nadie puede impedir que sufran
Que las agujas avancen en el reloj
Que decidan por ellos, que se equivoquen
Que crezcan y que un día nos digan adiós

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