En la víspera del 1 de mayo, me encuentro reflexionando sobre la "guerra cultural" que caracteriza el zeitgeist. El término Zeitgeist (pronunciado /ˈtsaɪtɡaɪst/ en alemán o /ˈzaitɡaist/ en español) es una palabra alemana que literalmente significa "espíritu del tiempo" (Zeit = tiempo, Geist = espíritu). Se refiere al clima intelectual, cultural y emocional característico de una época. Acuñado por el filósofo alemán Johann Gottfried Herder en el siglo XVIII y popularizado por Hegel. Describe las ideas dominantes, valores y tendencias que definen una era.
Mientras que el marxismo capturó el Zeitgeist del siglo XIX al criticar el capitalismo industrial, en el zeitgeist actual, especialmente en ciertos círculos políticos y mediáticos de corte conservador o liberal, el término "socialismo" ha sido sistemáticamente utilizado como un epíteto peyorativo para desacreditar políticas de bienestar social, incluso cuando estas no tienen una vinculación real con sistemas socialistas clásicos.
Welfare State
En países como EE.UU., España o Argentina, partidos de derecha y medios afines equiparan cualquier propuesta de Estado de bienestar (salud pública, educación gratuita, subsidios) con "socialismo", asociándolo con:
- Caos económico (ej: Venezuela como reductio ad absurdum).
- Pérdida de libertades individuales("¡Nos convertiremos en Cuba!").
- Autoritarismo (aunque muchas democracias europeas tienen robustos Estados de bienestar sin ser socialistas).
El término en inglés es "welfare State" que en español se traduce como "Estado de bienestar". El Welfare State es un sistema político-económico en el que el Estado asume un papel activo en la protección social y la redistribución de recursos para garantizar derechos básicos como:
- Salud pública (ej: NHS en Reino Unido).
- Educación gratuita (ej: universidades públicas en Alemania).
- Pensiones y subsidios(ej: Seguro Social en EE.UU.).
- Desempleo y vivienda(ej: modelo nórdico).
El objetivo principal de estas políticas es reducir desigualdades y proveer una red de seguridad social. Uno de los textos más citados sobre el tema es: Esping-Andersen, G. (1990). The Three Worlds of Welfare Capitalism. Princeton University Press.
Según la OECD, el modelo de bienestar tiene las siguientes características:
- Financiación: Vía impuestos progresivos.
- Cobertura: Universal (derecho ciudadano) o contributiva (ligada a empleo).
- Resultados: Mide reducción de pobreza, Gini coefficient y movilidad social.
Un ejemplo concreto de éxito de las políticas de bienestar es la omnicitada Dinamarca que aplica un Gasto en welfare de ~30% del PIB (OECD, 2023) y logra un nivel de pobreza infantil de menos del 5% y una expectativa de vide de 81 años. El Welfare State es compatible con economías capitalistas (ej: Alemania) y no implica propiedad estatal de los medios de producción (definición clásica de socialismo).
La ideología de la 4T
En Estados Unidos, políticos republicanos tildaron el Affordable Care Act (Obamacare) de "socializado", pese a ser un sistema de seguros privados. En España, la derecha acusó de "socialismo radical" a medidas como el Ingreso Mínimo Vital.
El régimen morenista en México (acaudillado por Manuel Andrés López Obrador, MALO) ha sido frecuentemente etiquetado por sus opositores y ciertos sectores mediáticos como "socialista" o incluso "comunista", pese a que su proyecto político dista mucho de serlo en términos ideológicos y prácticos.
Esta demonización retórica responde más a una estrategia de desprestigio que a un análisis riguroso de su naturaleza real. Los críticos del régimen morenista (oposición política, empresarios, medios conservadores) usan estas etiquetas para:
- Vincularlo con regímenes fracasados (Venezuela, Cuba) y generar rechazo.
- Ocultar su verdadera naturaleza: Un gobierno nacionalista-populista con un discurso social, pero sin un proyecto de transformación estructural anticapitalista.
- Ignorancia o mala fe: Muchos actores políticos mezclan adrede términos como socialismo, populismo y comunismo para confundir a la opinión pública.
El morenísimo es un proyecto nacionalista, autoritario, y paternalista: Políticas como la "autosuficiencia energética" (refinerías, rescate de Pemex) o el rechazo a la inversión extranjera en sectores estratégicos. Programas como Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro son asistencialistas, no emancipadores (no buscan cambiar estructuras de poder).
MALO esta debilitando instituciones autónomas (INAI, órganos electorales) pero no impone formalmente un partido único ni suprime elecciones, más bien a regresado al mapachismo clásico priista de sus raíces. MALO tomó decisiones sin consultar expertos (ej: cancelación del NAIM por consulta simbólica).
Aunque el discurso de la 4T tiene como tema central la "anticorrupción", casos como Bartlett y la CFE, los hijos de MALO en negocios opacos o la opacidad en gasto público muestran continuismo.
Los Megaproyectos (Tren Maya, Dos Bocas) del tlatoani están plagados con sobrecostos, retrasos y daños ambientales. No hay reforma agraria, expropiaciones masivas o control obrero de empresas. El bienestar morenista (pensiones a adultos mayores, becas) es asistencialista, no un sistema universal como en Europa.
El socialismo real implica la socialización de medios de producción mientras que el morenísimo, con algunas excepciones puntuales a las que no se ha dado seguimiento, no toca la propiedad privada.
El morenísimo, más que socialista, es populismo latinoamericano al estilo de Perón o Chávez). El referente ideológico del tlatoani tiende al capitalismo clientelar del PRI clásico, con discurso de izquierda.
La derecha mexicana (PAN, PRI) prefiere hablar de "comunismo" que de su propio fracaso histórico contra la pobreza. Los Medios y redes sociales repiten eslóganes simplistas ("¡AMLO es Maduro!").
La 4T se llama "izquierda" (aunque su praxis no lo sea), lo que alimenta la confusión. El morenísimo no es socialista, sino un populismo nacionalista con rasgos autoritarios, que usa programas sociales clientelares para mantener apoyo popular, pero sin alterar el statu quo capitalista. La acusación de "comunismo" es un espantapájaros para movilizar a sus detractores, pero oscurece los verdaderos problemas del régimen: opacidad, autoritarismo e incompetencia. Si MALO fuera realmente socialista, habría nacionalizado la banca o impulsado cooperativas obreras en vez de regalar dinero a cambio de lealtad política.
La demonización del socialismo
La demonización del socialismo como sinónimo de "comunismo soviético" dejó una huella cultural profunda en Occidente. Think tanks como el Cato Institute (fundado en 1977) promovieron la idea de que gasto social = camino al totalitarismo.
Como señalaba Upton Sinclair, muchas políticas inspiradas en la socialdemocracia son populares siempre y cuando no se etiqueten como tales: Medicare (EE.UU.) vs. "sanidad pública universal"; Subsidios agrícolas (aceptados) vs. "renta básica" (rechazada); Educación universitaria gratuita (61% de aceptación Pew Research, 2023); Seguro médico público (70% de aceptación KFF, 2022): Solo el 36% ve el "socialismo" positivamente (Gallup, 2023).
Entre las tácticas discursivas para el desprestigio de las políticas de bienestar social esta el comparar cualquier intervención estatal con regímenes fracasados (ej: "¿Quieres colas para pan como en la URSS?"; Meter en el mismo saco a socialdemócratas, comunistas y populistas; Usar términos como "socialismo woke" o "burocracia socialista" para activar prejuicios.
Think tanks financiados por élites (ej: Koch Brothers) promueven el relato de que impuestos = robo. El miedo al "enemigo ideológico" moviliza votantes. Muchos ciudadanos no distinguen entre socialismo, socialdemocracia y populismo.
El uso del "socialismo" como insulto refleja una guerra cultural donde la derecha ha ganado (por ahora) la batalla del lenguaje. Pero como muestran las encuestas, la ciudadanía apoya políticas progresistas cuando no se etiquetan como socialistas. La izquierda enfrenta el desafío de redefinir términos sin ceder terreno ideológico. En 2023, un meme viral resumía esto: "En EE.UU., llaman ‘socialismo’ a lo que en Europa llaman ‘sentido común’".
El primero de mayo
El movimiento obrero estadounidense enfrentó una violenta y sangrienta represión en su lucha, en el siglo XIX y principios del siglo XX, por la jornada de 8 horas, condiciones dignas y derechos básicos. Estos conflictos culminaron en eventos como la Masacre de Haymarket (1886), que dio origen al Día Internacional de los Trabajadores (1° de Mayo).
Los obreros trabajaban 14 a 16 horas diarias en fábricas peligrosas, sin derechos ni seguridad. Sindicatos y grupos anarquistas/socialistas exigían "8 horas de trabajo, 8 de descanso, 8 para el ocio". La Federación de Trabajadores de EE.UU. (FOTLU) en 1884, declaró que el 1° de Mayo de 1886 sería el día límite para implementar la jornada de 8 horas. 1-4 de Mayo de 1886 se declaro una huelga General. 340,000 trabajadores en EE.UU. se declararon en huelga. Solo en Chicago, 80,000 marcharon pacíficamente con la consigna: "A partir de hoy, nadie trabajará más de 8 horas". La Primera masacre ocurrió en la fábrica McCormick Harvesting Machine Co., huelguistas fueron atacados por rompehuelgas. La policía llegó y disparó a quemarropa, matando al menos 2 obreros e hiriendo a decenas. El 4 de Mayo ocurrió la Masacre de Haymarket. Anarquistas convocaron a un mitin contra la represión en Haymarket Square. Una bomba estalló (nunca se supo quién la lanzó). La policía respondió con disparos indiscriminados, matando a 7 agentes y 4 obreros (cientos de heridos). 8 anarquistas fueron acusados sin pruebas y 5 condenados a muerte (4 ahorcados el 11/11/1887, 1 se suicidó). Los otros 3 fueron liberados años después. En 1889, la Segunda Internacional (organización socialista) declaró el 1° de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores en honor a los Mártires de Chicago.
El día del trabajo se celebra prácticamente en todo el mundo, excreto en donde ocurrieron los hechos referenciados. Para borrar el legado revolucionario, el gobierno de Estados Unidos creó el Labor Day (primer lunes de septiembre) por el presidente Grover Cleveland para desvincularse del movimiento obrero radical (anarquistas/socialistas de Haymarket). Labor Day es una celebración apolítica con desfiles y descuentos comerciales.
El mayor éxito del welfare
Reflexionando sobre su campaña para gobernador de California de 1934, Upton Sinclair escribió en su libro "I, Candidate for Governor: And How I Got Licked":
"The American people will take Socialism, but they won’t take the label. I certainly proved it in the case of EPIC. Running on the Socialist ticket I got 60,000 votes, and running on the slogan to ‘End Poverty in California’ I got 879,000."
El libro es un recuento personal de Sinclair sobre su fallida campaña para gobernador de California en 1934 bajo la plataforma EPIC (End Poverty in California), un plan progresista que combinaba impuestos a los ricos con programas de bienestar social. La cita destaca cómo abandonar el término "socialismo" multiplicó su apoyo por 14. En entrevistas, amplió esta idea:
"Americans hate the word ‘socialism’, but they love every single part of its program" (Entrevista 1936 The Nation).
En The Jungle (La Jungla), Sinclair quería denunciar la explotación laboral, pero el público se obsesionó con la seguridad alimentaria. En la política, Sinclair intentó exponer los defectos del capitalismo, pero aprendió a ocultar la ideología para ganar apoyo. FDR (Roosevelt) luego adoptó versiones diluidas de las ideas EPIC de Sinclair (como el Seguro Social), incluyendo impuestos a los ricos, pero sin el estigma ideológico.
De acuerdo con el análisis de Thomas Piketty en "El capital en el siglo XXI" (2013) y trabajos posteriores como "Capital e ideología" (2019), el periodo del New Deal (1933-1945) y las décadas siguientes (hasta los años 1970) representaron la era de mayor prosperidad económica y reducción de desigualdades en la historia de Estados Unidos, precisamente por la combinación de: Políticas clave del New Deal y post-Guerra; Altos impuestos progresivos: Tasas marginales máximas del 91% para ingresos superiores a $200K (equivalentes a ~$2 millones hoy) entre 1950-1963; Impuestos a patrimonios y herencias de hasta el 77% (en 1941); Welfare State robusto: Seguro Social (1935); Pensiones para jubilados; Ley de Salario Mínimo (1938); GI Bill (1944): Educación universitaria gratuita para veteranos.
Entre 1940-1970, el PIB per cápita creció un 2.5% anual, y el ingreso del 50% más pobre aumentó más rápido que el del 1% más rico. El 1% más rico pasó de controlar el 24% del ingreso nacional (1928) al 9% (1976). El índice de Gini (medida de desigualdad) cayó de 0.49 en 1929 a 0.35 en 1968. La generación nacida en 1940 tuvo un 95% de probabilidad de ganar más que sus padres (vs. 50% hoy).
Las élites aceptaron impuestos altos para evitar revoluciones (como en Europa). El 35% de trabajadores estaba sindicalizado (vs. 10% hoy), lo que equilibraba el poder corporativo. La inversión pública era masiva: Infraestructura, educación y ciencia (ej: NASA, autopistas interestatales).
El fin de la era dorada a partir de los años 1970-80) Piketty lo atribuye el declive a: Reaganomics: Recortes fiscales a los ricos (tasa máxima bajó al 28% en 1988); Globalización financiera: Fuga de capitales y desindustrialización; Ataque a los sindicatos: Políticas como la derogación de Glass-Steagall (1999) y el auge del lobby corporativo.
Piketty argumenta que la prosperidad no es natural del capitalismo, sino más bien resultado de la cruenta lucha política (ej: movimientos obreros, protestas). Sin altos impuestos a los ricos, la desigualdad se dispara como hoy, donde el 1% controla el 20% del ingreso. El New Deal demostró que intervención estatal + redistribución generan crecimiento sostenible. El mismo Roosevelt dijo en 1936:
"Ningún hombre es lo suficientemente rico como para comprar su propio pasado"
Rutger Bregman
En el Foro Económico Mundial de Davos de 2023, durante el panel "Rethinking Fiscal Policy (Replanteando la Política Fiscal), el economista Rutger Bregman —escritor holandés y fundador del movimiento Progress— hizo un comentario viral criticando la evasión de discusiones sobre impuestos a los ricos. El 25 de enero de 2023 en el panel "Rethinking Fiscal Policy," Bregman interrumpe para señalar la hipocresía del foro al promover la filantropía y el cuidado en abstracto del ambiente sin considerar el tema básico de los impuestos a los ricos. Rutger Bregman es famoso por su libro "Utopía para realistas" (2017), donde defiende la renta básica universal, impuestos altos a los ricos, y la reducción de la desigualdad. Propone tasas marginales del 60-70% para rentas altas y patrimonios (como en EE.UU. en los años 1950-60). Denuncia paraísos fiscales y exenciones a corporaciones. Promueve la inversión pública: Usar esos impuestos para salud, educación y lucha climática. ¿Qué dijo exactamente en Davos 2023? Bregman interrumpió el panel con esta frase:
"Los estadounidenses son los mejores en una cosa: gravar a los ricos. En los años 50, la tasa marginal máxima era del 91%. Eso construyó la clase media más fuerte de la historia. Pero aquí en Davos, llevamos 50 años hablando de ‘stakeholder capitalism’ y la desigualdad no hace más que aumentar. ¡Dejen de hablar y empiecen a gravar a los ricos!"
El panel (que incluía a CEOs y políticos) quedó en silencio. El clip se volvió viral en redes, especialmente en Twitter. En Davos se priorizan discursos vacíos sobre "sostenibilidad" sin tocar los privilegios fiscales. Elon Musk tachó a Bregman de "socialista ingenuo" en Twitter. Joseph Stiglitz (Nobel de Economía) apoyó su postura:
"Los datos muestran que altos impuestos a los ricos no matan el crecimiento"
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